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“Lo importante es que los jóvenes sean felices con lo que hacen”

Jaime Sánchez Ilabaca, reconocido académico a nivel internacional, premiado por Colegio San Viator, como el ex alumno destacado.

El acto sencillo pero lleno de simbolismos fue efectuado el pasado viernes en el establecimiento que, recibió expectante al profesional. Un vasto desempeño no solo en nuestro país, sino que también a nivel internacional, entre lo que se destaca becas otorgadas por universidades de Estados Unidos, premios y reconocimientos y diversas publicaciones.

Cabe recordar que la actividad tiene por objetivo motivar e incentivar a los alumnos del Colegio, en la elección de aquello que pretenden hacer en su vida, de acuerdo lo señalado por Luis Castillo Sierralta, Director de Enseñanza Media de la institución.

Jaime Sánchez realizó la enseñanza media en el Colegio San Viator y luego a los 16 años, partió rumbo a la Universidad Católica en Santiago a estudiar Biología, “fui el más pequeño de mi generación cuando salí de cuarto medio e inmediatamente me fui a Santiago”, explicó Sánchez. Posteriormente sus estudios de posgrado fueron variados entre los que se destaca su tesis doctoral centrada en los temas de Cognición, Teorías de Aprendizaje e Informática Educativa. Actualmente es Director del Centro de Computación, y Comunicación para la Construcción del Conocimiento, ubicado en el Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile.

¿Qué le parece haber recibido esta distinción otorgada por su ex casa de estudios?

Para mí es un honor estar acá después de 40 años… es una alegría estar en el Colegio donde yo hice mi enseñanza media, donde tengo muy bellos recuerdos.

¿Considera que contribuye en la proyección de vida de los jóvenes que están acá el día de hoy?

El colegio gracias a la formación que entrega, con disciplina exigencia y orden, marca la formación de quienes salen de acá, permitiendo desenvolverse bien en cualquier escenario. De manera particular, puedo decir que yo fui un alumno de curso de treinta y tantos alumnos, todos muy diversos desde distintos puntos de vista -en ese tiempo el colegio igual era inclusivo- por lo que era bonito como todos nos integrábamos, pese a las distintas realidades sociales y características personales. La disciplina del colegio con un carácter de exigencia contribuyó a que yo no tuviera ningún problema de adaptación, pese a que me fui a la universidad a los 16 años. Porque es el colegio el que entrega las herramientas necesarias para que los alumnos pueden desenvolverse bien en la sociedad.

Ahora bien, no necesariamente llegar a la universidad es la meta de todos ¿qué les diría a aquellos jóvenes que quieran dedicarse a hacer otras cosas?

La universidad no puede ser el norte de todas las personas, sí es importante, porque entrega un plus desde el punto de vista intelectual y además porque de allí salen los profesionales que la sociedad demanda para diferentes cargos públicos o privados. Sin embargo, la sociedad exige que haya personas de realicen otras cosas, que se desenvuelvan en otros cargos que no requieren de la formación académica y no por eso menos importantes.

Lo que debe ser el norte es que los alumnos sean felices, que sean empáticos con la sociedad, que sean inclusivos, que sean capaces de integrar fácilmente a grupos diferentes, a culturas diferentes. La importancia radica en que los alumnos contribuyan, aporten y que sean felices y que contribuyan a la felicidad de los demás. O sea, estamos con suerte en este planeta 100 años, somos transitorios en el planeta, entonces si podemos hacer algo por lo demás, basado en lo que nosotros aprendemos es un síntoma de dar gracias a la vida. Una persona, en este caso los jóvenes pueden ser bomberos, artesanos, ingenieros, médicos o músicos, pero deben debe contribuir a la sociedad y ser felices con lo que hacen.

OvalleHoy.cl