Los Bomberos

Desde  mi  tierna infancia reconozco que los bomberos han despertado en mi imaginación una profunda admiración, pero además mi más sentida envidia por aquellas arriesgadas personas que fueron capaces de vencer el natural sentimiento de temor que los seres humanos tenemos al presentarnos frente a la adversidad.

Quizás sea por esos brillantes desfiles en la plaza de armas de mi ciudad natal, o tal vez, sea por esos relucientes uniformes que orgullosamente presentan en sus desfiles patrios, aun no sé cuál es esa razón. Pienso tal vez que sea esos relucientes Carro- bomba que en mi imaginación siempre deseaba conducir, en especial cundo al toque de la sirena salían raudos al sitio amagado, con el ulular de la sirena y una siempre vía libre cruzaban  las solitarias calles ovallinas. Ahí siempre divisaba a Hugo Valdivia que ya a sus 18 años era el conductor del Carro-Escala o al Queno, su hermano, que con su impecable uniforme de la Tercera corría orgulloso, para llegar primero al toque de la alarma. En mi timidez y mi poca habilidad gimnastica no me atreví a incursionar e incorporarme a la entidad. Mis compañeros de curso como los Valdivia, el flaco Crovari o el chico Tabo, Sergio Hernández  se atrevieron  así  ya marcaban una nota de compromiso social a tan temprana edad.

Entonces mi relación con tan noble actividad de los llamados” Caballeros del Fuego”, fue desde siempre de admiración por su compromiso con la sociedad. Al correr de los años siempre que veo un desfile patrio me surge de lo más profundo de mi ser el desfile de estos gallardos y valerosos ciudadanos que con tanto orgullo lucen su disciplina casi militar en esas efemérides, seguidos  ahora de unos relucientes Carro- bomba que muestran su aditamento donde me llama la atención en particular la Escala- mecánica que es la línea  que une el piso con las utopías; o el Carro Lanza- agua ;entonces a mi mente aparece la gorda figura de don Jacho aquel bonachón voluntario de la Cuarta quien con su prominente barriga y su descomunal figura desfilaba sentado en el Carro- Escala, no puedo olvidar a don Abel Moraga de la Tercera, cuya figura de una moral excelsa se confunde con el paso del tiempo y solo guardo  ese recuerdo en una imagen de hombre  socialmente sano y bueno, que está grabado en el fondo de mi memoria.

Esa imagen de compromiso y de bonhomía estoy seguro que mis hijos también sienten por tan noble institución y así emerge la siempre sonriente la figura del tío Hugo – bombero -, que cada  aniversario institucional invitaba a mis hijos Loreto,  Verito y Alejandro a pasear por la cuidad, arriba del Carro  de la Segunda, y observaba esas caritas  llena de felicidad y orgullo cuando cruzaban frente a mi casa y desde el carro lanzaban una sonrisa sana y alegre de niños. Imagino que esos serán recuerdos imborrables en sus mentes.

Con el pasar de los años a medida que los recuerdos se difuminan en la memoria y  con la madurez que da la vida me he puesto a pensar que impulsa a esos seres humanos que con pasión, disciplina ,orgullo y nobles sentimientos  los lleva a ser partícipe de la institución bomberil. Es difícil lograr tener una respuesta que satisfaga mis inquietudes toda vez que, en este mundo moderno la vida actual está cruzada por el éxito inmediato e individual, ahora que día a día los valores más esenciales de la sociedad son vulnerados en sus derechos y deberes, en donde la competencia por ser el mejor, la meta de atesorar cada día más y más dinero y a través del mismo acumular poder.

No creo que sea por lucir ese reluciente uniforme, ni por participar en esos desfiles ni  tan siquiera  por ser homenajeado a la hora de la muerte por esa impresionantes honras fúnebre con antorchas nocturnas y todas las compañías rindiendo el más sentido y merecido homenaje.-  No – .   Aventuro a creer que en el ser humano aún es posible encontrar en el profundo de su ser sinceros sentimientos de utopías y de sueños. ¡ Que mejor que enrolarse en una entidad sin fines de lucro!. Aquella que  con carácter absoluto de voluntarios y cruzando todo el espectro de la sociedad participan en quizás la única entidad que entrega toda su esfuerzo en servir a la comunidad con el solo interés de protegerla y ampararla de lo más violento que pueda ocurrir, incendios abrasadores que muchas veces dejan en la absoluta indefensión  a las personas. Creo firmemente, que ahí en los voluntarios cuerpo de bomberos de Chile, encuentran esas almas generosas en un espacio en donde se muestra la nobleza del ser humano.

Hoy los bomberos no solo  apagan incendios, también fomentan su prevención través de campañas ciudadanas, acuden a rescates en casos de accidentes del tránsito o del  trabajo, abordan emergencias químicas, realizan búsqueda y rescate en situaciones especialmente peligrosas o en  catástrofes naturales,  todo lo anterior en forma voluntarias, en una pléyade de bomberos  jóvenes estudiantes, trabajadores y profesionales que unidos por un ideal de servicio a la comunidad regalan su tiempo y, no en pocas ocasiones su vida, para acudir a emergencias a toda hora, todos los días y todo el año con impecables niveles de servicio para ir en ayuda desinteresada a quienes más lo necesitan cuando menos lo esperan.

Deseamos muchas felicidades a los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Chile en su nuevo aniversario.

                                                   Iván Ramírez Araya

OvalleHoy.cl