InicioultimasOpiniónMaluma, Bad Bunny y los chicos del montón

Maluma, Bad Bunny y los chicos del montón

No sé si los fans de estos cantantes serán los y las mismas que hoy luchan por  la educación no sexista, que denuncian el  machismo o se movilizan en contra del acoso callejero, pero si al mismo tiempo validamos y llenamos el Movistar Arena para un concierto de estos tipos que hablan así de las mujeres, estamos, en serio, muy, muy mal.

Me preparaba a escuchar la Cuenta Pública, esa perorata abominable que suponía, seguramente, criticar al gobierno anterior, defender a rajatabla el liberalismo económico  y algunas sempiternas falacias: cómo tener  un “sueldo digno” (¿alguien sabe cuánto es un sueldo digno?), cómo superar la pobreza (como si la derecha anhelara, en serio, que no existan pobres), cómo  mejorar la salud, la calidad de la Educación (como si les conviniese que eso cambiara) y convertirnos en súper potencia mundial. Eso esperaba, cuando en la radio escuché algo que, en ese minuto, podía ser muchísimo más importante: un trap de Bad Bunny. Quedé impresionado.

Solían contar mis padres que sus padres, amantes del tango y boleros, los reprendían al escuchar el rock and roll o los twist que, además, bailaban. Para los abuelos era una música diabólica, que llamaba incluso al pecado, letras sin amor ni poesía. Mi generación creció escuchando a Pink Floyd, Queen, Rock Latino, Iron Maiden, etc, y nuestros  padres solían decir que  cómo se nos ocurría escuchar esa música llena de gritos, diabólica,  sin poesía y que incitaba claramente a tener sexo o “adorar al diablo”. 

Ahora como adulto, supongo que me corresponde no entender y criticar la música que  se escucha por ahí, comparándolas con la poesía de Cerati, Aznar, Mercury o Bob Dilan (este último, no por nada es Premio Nobel de Literatura). Nunca fui, no soy  y espero no llegar a ser un mojigato o conservador  que rasga vestiduras ante  la nuevas músicas o las tendencias sociales o cambios  culturales ( tipo pastor Soto , José Kast o Leonidas Romero), pero la «poesía» de esa canción me llamó la atención: “La pongo en cuatro con las Louis Vuitton rojo/Se muerde los labios cuando yo la mojo/Cuando se viene me mira a los ojos/La azoto, la azoto y le cumplo su antojo/Bebé/Siempre me llama para que le de/Para que se lo meta otra vez.

Mientras se pasaba Cuenta Pública, ya fuera de todo interés, busqué otras canciones del portorriqueño y su «poesía» me siguió impresionado: A mí me gusta como mueves el culo /Yo estoy loco por ese culo/Desde que te puse en 4 y te probé/Yo me he vuelto adicto e’ tu culo(…)Yo no puedo olvidarme la primera vez, que te di en cuatro /En mi cuarto, comenzamos a las 12 y terminamos con el quinto polvo a las cuatro /Muchos quieren verlo, pero yo soy el único que se lo abro/Cuando probé ese culo, me di cuenta que era distinto a todo lo que había probado». 

Escuché un par de canciones de Maluma que han causado estupor y  no lo hace nada de mal: “En el ranking de mi culo siempre fuiste el top /Nos cagamos los dos solos en la relación”.  Y esto sí es poesía pura: La primera se desespera /Se encojona si se lo hecho afuera/La segunda tiene la funda /Y me paga pa’ que se lo hunda/La tercera me quita el estrés /Polvos corridos, siempre echamos tres /A la cuenta de una le bajo la luna. 

Insisto, no me considero un tipo  conservador, pero quizás tantas vueltas al Sol me esté dando otra perspectiva, después  de todo, si  lo analizamos bien,  estas son las canciones que están “educando” y  culturizando a niños, niñas y jóvenes.

No sé si los/as fans de Maluma o Bad Bunny serán  los/las mismos/as que hoy luchan por  la educación no sexista, que denuncian el  machismo o se movilizan en contra del acoso callejero, pero  me parece que si estamos en ese camino y al mismo tiempo validamos y llenamos  el Movistar Arena para un concierto de estos tipos que  hablan así de las mujeres, estamos, en serio, muy,  muy  mal.

Después de escuchar y leer la poesía de estas canciones, después de perder  totalmente el interés por la cuenta pública, busqué la oración de Sócrates que habla de lo mal que está la juventud, pero encontré esto:  “Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”, supuestamente escrito descubierto en un vaso de arcilla en las ruinas de Babilonia (Bagdad) con más de 4.000 años de existencia.  No creo que sean tan antiguo, pero para el caso, sirve igual.

Al rato volví a la realidad y sólo alcancé a escuchar las  reacciones de  la Cuenta-falacia Pública de siempre. No me había equivocado. Si entre estos políticos y estas canciones no tocamos fondo, no sé qué más esperar. ¡Qué miedo!

K Ardiles Irarrázabal

Columnista

OvalleHoy.cl