Señor Director:
El año que se fue quedé colmado de tanto egoísmo filantrópico disfrazado de altruismo. Me dejaron saturado los solipsistas que se afanan por universalizar lo singular. Quedé empalagado con esos egoístas filantrópicos que se desviven por obligar a los demás a vivir sus singularísimas ensoñaciones y que para lograrlo nos coaccionan con la retórica del universalismo y del colectivismo. En fin, quedé harto de esos solipsistas que quieren que el universo entero sienta sus personalísimos dolores.
Durante el 2016 los discursos monotemáticos y obsesivos avanzaron como un tropel de caballos desbocados. Nunca había visto una oleada tan grande reductivismo simplificador. Todo, finalmente, es fascismo o neoliberalismo o comunismo.
Nunca había visto a tantos mercachifles de consignas ofertando sus pócimas de salvación… Y con aires de profeta… Y con ovejas dispuestas a seguirlos…
Nunca había visto a tantos “ateos” arrogándose el monopolio de la panacea de la redención. Enhorabuena, se dirá, porque ellos creen en la salvación intramundana.
Bueno, después de todo no es tan desagradable. Siempre y cuando uno se tome con humor a estos profetas de la polis (por patéticos que sean). Peor es nada. Una sonrisa siempre es bienvenida.
Espero que el 2017 traiga una razonable dosis de ironía y escepticismo para apaciguar el frenesí de los profetas de la polis y una suave brisa de humor para ahuyentar la insoportable gravedad de estos pastores que andan en busca de un rebaño al cual guiar y sojuzgar.
Luis R. Oro Tapia
Profesor Universitario
www.caip.academia.edu/LuisOroTapia
