Rocas preciosas y semipreciosas de colección traídas desde distintos países del mundo es lo que comercializan exitosamente hace más de tres años.
Un inusual emprendimiento que se inició en el año 2014 con la importación de minerales de colección para su posterior venta, fue a lo que apostó la joven pareja. Un nicho poco explotado en el país y que les ha dado excelentes resultados tanto así, que hoy en día la microempresa cuenta con tres áreas: ventas de minerales de colección, piedras lapidadas o gemas destinadas a la joyería y gemoterapia, para satisfacer la demanda de clientes de todo Chile y también el extranjero.
Todo partió por un tema de gustos, ya que, como indicó Cristián Águila gestor de la iniciativa, «nuestra microempresa nace hace unos 3 años, cuando pasamos de ser coleccionista a ser proveedores a primera escala, por lo cual empezamos a importar estas rocas, que son minerales cristalizados a través de procesos geológicos complejos y que tienen la virtud de ser escasos».
Es por ello que su casa y también taller, exhibe distintas rocas de variados colores y formas, muchas de ellas bastante exóticas. «Los minerales no siempre se cristalizan en los zonas donde uno habita, y como habíamos tenido contacto con coleccionistas de otros países, comenzamos a traerlos de distintas partes del mundo, como India, Pakistán, España, Bolivia, Argentina y Perú», explicó Francisca Cravero.
Fue en ese momento que detectaron una oportunidad de mercado y crearon un FanPage, el cual les dio buenos resultados, posteriormente, crearon el sitio Web www.mineralesenchile.com, donde es posible encontrar una extensa variedad de minerales, como también cabujones para la venta.
Sin embargo, no sólo se limitaron a la venta de este producto, puesto que también, los arriendan a distintas casas de estudios. «Hemos arrendado colecciones de minerales para cursos o carreras vinculados a geología, lo cual es un mercado bueno, pero funciona en etapas específicas del año», indicó Cristián Águila.
Es así que rocas como Brookita, traídas desde Pakistán, Calcedonia proveniente de Argentina, Zeolitas de la India, Ágatas, Amatistas y Lapislázuli, entre muchos otros, se comercializan desde Ovalle a diferentes destinos.»El Lapislázuli es parte importante de este proyecto porque es el recurso de la zona, y la idea es ponerlo en distintas partes del mundo», manifestó Francisca Cravero, quien además es la responsable de la lapidación de las rocas para joyería.
Un emprendimiento poco común que ha logrado posicionarse y obtener buenos resultados, con «clientes que van de los 14 años hasta los 70 años de edad y que incluso han llegado hasta acá de países como Brasil, Argentina, Francia y España para abastecerse de minerales que muchas veces es muy difícil encontrar», como concluyó Cristián Águila.