Por muchos siglos el rol de la mujer fue subyugado, menospreciado y anulado por la concepción machista de aplastar la participación de la mujer en el quehacer ciudadano, empezando por las bases de la filosofía griega y la cultura cristiana. Las mujeres fueron delegadas a cumplir roles tan instintivos y domésticos como anidar, criar y servir; roles que no debieran ser despectivos porque de ellos nace la base para construir sociedades equitativas y justas, me refiero al poder preponderante que significa el dar opiniones y tomar decisiones autónomas.
¿Hemos avanzado acaso en este principio?. Me extraña y me apena demasiado que varones, y lo que es peor, por solidaridad femenina no debieran hacerlo, mujeres, hagan una sátira al referirse a la condición física de la presidenta de nuestro país. No digo que debemos concordar y apoyar sus ideas, si estoy en desacuerdo con su gestión tengo el derecho de expresarme libremente, pero esa crítica debe estar basada en asuntos ideológicos, económicos o de gestión, jamás hacer una burda esquematización del aspecto físico de esa mujer que haciéndolo bien o mal, merece respeto a su condición.
Me apena que el poder femenino sea asociado a ciertos estereotipos mitológicos negativos como por ejemplo “ la rubia tonta” o “ la mujer al volante es accidente seguro”. Las mujeres tenemos el privilegio de parir, de amamantar, de intuir, pero somos bendecidas con el poder de opinar, de decidir y de exigir derechos y obligaciones. Como lo dice Teresa Calderón “ Mujeres Del Mundo: Uníos”, yo digo aún más: “Uníos contra el machismo, Uníos contra la desvalorización de nuestro trabajo, Uníos a favor la reivindicación a ser mujeres con sentimientos y derechos a esparcirnos y divertirnos con la obligación de exigir a los padres de nuestros hijos a cuidar y quedarse con ellos, por lo menos un día para ir a un bar o ir de compras o tomarnos un café y poder conversar con una amiga o amigo sobre los avatares que implica ser mujer”. Me gustaría que en nuestra sociedad la connotación de “mujer pública” tenga el mismo prestigio, y reconocimiento que ser la de un “hombre público”.
La reivindicación debe venir de esferas sociales tan importantes como la política, la economía y la religión, las mujeres somos capaces de dirigir y decidir en estos ámbitos sin la mirada esquiva de un varón orgulloso, veo a tan pocas mujeres en la política en círculos locales que pienso que estamos volviendo a las cultura primitivas. No mujeres, somos seres de razón y conciencia, no somos dueñas, somos autónomas, si somos capaces de dirigir sola un hogar, seremos capaces de conquistar el Universo. Por esto y mucho más “Mujeres del mundo, uníos”.
Sonia Alejandra Guerrero