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OpiniónHOY: Giordano Bruno, el Mártir del Pensamiento Libre

El pasado 17 de febrero se cumplió el aniversario 425 de la muerte en la hoguera a manos de la Inquisición romana, de un hombre que hizo del pensamiento crítico y la independencia intelectual su revolucionaria forma de vivir. En tiempos donde aún persisten intentos de censura y represión del pensamiento libre, su historia sigue siendo una luz que guía en la defensa de la razón y la libertad.

“La libertad de pensamiento es más fuerte que la arrogancia del poder” – Giordano Bruno.

En la historia de la humanidad hay figuras que brillan no solo por su intelecto, sino también por su valentía al desafiar las estructuras de poder y dogmas establecidos. Giordano Bruno, filósofo, astrónomo y teólogo del Renacimiento, es uno de esos espíritus indomables que pagó con su vida el precio de defender la libertad de pensamiento.

Nacido en 1548 en Nola, Italia, Bruno ingresó en la Orden de los Dominicos, pero su inquietud intelectual pronto lo llevó a cuestionar los dogmas religiosos y filosóficos de su tiempo. Su visión del universo, influenciada por el heliocentrismo de Copérnico, iba más allá: propuso que el cosmos era infinito y que existían múltiples mundos habitados, desafiando la visión geocéntrica impuesta por la Iglesia. Esta idea, revolucionaria para su época, lo convirtió en un hereje a los ojos de la Inquisición eclesial.

Pero Bruno no solo fue un pionero en la astronomía; su verdadero legado radica en su defensa del pensamiento crítico y la independencia intelectual. Se opuso a las verdades absolutas impuestas por la autoridad eclesiástica y promovió una filosofía basada en la razón y la observación. Su pensamiento se adelantó siglos a la Ilustración, estableciendo las bases para la ciencia moderna y la libertad de conciencia.

Tras años de persecución y exilio, Bruno fue arrestado en Venecia en 1592 y entregado a la Inquisición romana. Ocho años de juicio no lograron quebrantar su espíritu ni hacerle renunciar a sus ideas. Finalmente, el 17 de febrero de 1600, fue condenado a la hoguera en Campo dei Fiori, en Roma. Antes de morir, se dice que desafió a sus jueces afirmando que su temor al emitir la sentencia era mayor que el suyo al recibirla. Con su sacrificio, se convirtió en un símbolo de la lucha contra la intolerancia y el oscurantismo.

Hoy, Giordano Bruno es recordado como un mártir del libre pensamiento. Su legado recuerda que el conocimiento y la verdad no deben estar encadenados a dogmas ni al miedo. Su vida y muerte interpelan a cuestionar, a explorar sin restricciones y a defender siempre el derecho a pensar por nosotros mismos.

En tiempos donde aún persisten intentos de censura y represión del pensamiento libre, su historia sigue siendo una luz que guía en la defensa de la razón y la libertad.

Por Angelo Lancellotti González
Periodista

OvalleHoy.cl