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Partidos políticos regionales

La creación de partidos políticos regionales tiene plena justificación y es una respuesta ingeniosa a la crisis que vive la política a nivel nacional. Para ser más explícito, partidos políticos centrados en los problemas reales de la gente, con IDENTIDAD LOCAL, con dirigentes   a quienes dichos problemas les duelan en carne propia, son una necesidad de primer orden para orientar el desarrollo socioeconómico de una región.

Hablo de necesidad porque el problema que vivimos los chilenos es déficit político y la solución debe ser política. Chile como país unitario, tiene en los partidos regionales la herramienta legal para iniciar una efectiva y necesaria  descentralización de la acción política ya que los partidos tradicionales declarados democráticos, pluralistas y participativos se han quedado solo en el discurso.

¿Por qué esta reacción? Simplemente porque estos últimos han dejado de hacer su pega descuidando totalmente a una militancia   de por sí ya desvalorizada y desmotivada. Habiendo tenido todas las herramientas a mano no supieron sacarle provecho a sus prerrogativas para crecer como institución y sus esfuerzos se han centrado, más que nada, en fortalecer figuras políticas. El resultado de ello es que estas figuras hoy son más poderosas que los partidos mismos. Estos movimientos disidentes   son un llamado de atención a la forma de actuar que han venido desarrollando las élites de los partidos tradicionales, cada vez más personalizadas, más cerradas y más reacias a considerar la opinión y la participación de sus militantes. Error garrafal que, sin lugar a dudas, les está y les seguirá costando muy caro.

De acuerdo a lo informado por Ovalle Hoy, está en vías de formación, FUERZA REGIONAL NORTE VERDE, partido regional que aparecería en el momento justo recomendado por la coyuntura.

Si bien es sano para la región contar con un partido político dirigido por gente que tenga conocimiento de la realidad local y con una visión a largo plazo, no podemos pasar por alto que estamos viviendo tiempos de cuestionamientos y que los ciudadanos tienen sólidos argumentos para mirar con lupa y andar con pies de plomo al momento de adherirse a un nuevo referente.

Por ello que al leer   la Declaración de Principios y los nombres de quienes dirigirán al nuevo partido, de inmediato, surgirán   las preguntas de aquellos que intentan ver bajo el agua:

¿Hay alguien más detrás de todo esto?

¿Se trata   de un acto aislado de un grupo disidente del PPD regional? ¿Un plan B?

¿O es un audaz movimiento del PPD a nivel nacional para reinventarse como partidos regionales?

Presentarse para las próximas elecciones con una imagen corporativa regionalista nueva, fresca, presidida por una mujer “no política”, pero sobre todo, una organización desvinculada de toda responsabilidad pasada, no es una mala idea. Libre de polvo y paja. De paso conversar, tentar e incorporar a militantes importantes de otros partidos que, debido a la apatía política ciudadana, sientan amenazadas o disminuidas sus proyecciones políticas personales y vean en este “nuevo” referente una oportunidad más segura de seguir vigentes.

Buena la idea en su forma pero todavía insuficiente en su fondo En lo que respecta a los principios no basta   declarar   que lucharan por garantizar ”el acceso al recurso hídrico”, figura retórica ambigua que se puede interpretar de variadas formas, sino que es necesario explicitar la forma en que se dará satisfacción a la necesidad política que hoy requiere la sociedad regional.

Los partidos con futuro serán aquellos que le devuelvan la soberanía a la militancia, a la asamblea. Esta ya está cansada de su papel de “tontos útiles”, aprobando candidatos impuestos por las cúpulas centrales, saliendo a los puerta a puerta a recibir insultos, asistiendo a los mítines y convocatorias con pancartas para avivarles la cueca a los “elegidos” para  después ser devueltos al desván del olvido hasta la próxima elección. Esa no es una relación digna. Si hablamos de democracia y participación esta  nace de forma natural cuando las bases políticas son las que priorizan los problemas a solucionar y son ellos quienes nombran y eligen a sus propios representantes y autoridades. La militancia de base quiere ser parte de un equipo y aportar con ideas, con recursos, con tiempo, porque son ellos, genuina y definitivamente, los que tienen la urgencia de solucionar sus problemas.

De ahí la importancia de que estos nuevos partidos sean innovadores y claros al momento de informar cuáles serán las instancias y las formas en que sus militantes tendrán garantizadas, al igual que el acceso al recurso hídrico, el acceso a la participación, a la información, a la toma de decisiones   y al ejercicio pleno de la soberanía partidaria. Ese es el déficit.

La reacción de los partidos tradicionales debiera ser el fortalecimiento y la delegación de mayores atribuciones a los Consejos Regionales y asambleas comunales de lo contrario, con la nueva ley de partidos políticos, y el descrédito de muchos de sus líderes, corren el riesgo de quedar relegados a su mínima expresión..

 

Héctor Alfaro J.

OvalleHoy.cl