Caminamos por calle Victoria hacia la plaza de Armas de Ovalle y al llegar a Vicuña Mackenna, una pareja de turistas (o al menos visitantes) nos detiene para preguntarnos:
“Perdón señor.. ¿Cuál es la calle Vicuña Mackenna?.
“Esta, en la que estamos en este momento”, respondemos haciendo una indicación de poniente a oriente.
“Ah, ya… ¿Y Victoria? – vuelve a preguntar el varón.
Le indicamos que es la que estamos, aunque esta vez de sur a norte.
“Disculpe la molestia, pero es que no hay letreros que lo indiquen”, se excusa la esposa, antes de alejarse con el marido, tal vez buscando una dirección.
Sorprendidos por su afirmación, miramos en nuestro rededor y comprobamos que en esa esquina (tal vez la más céntrica de la ciudad) en efecto no hay señales que indiquen los nombres de las calles.
En las horas siguientes a medida que recorremos el sector central y algunas de poblaciones comprobamos que en gran cantidad de esquinas no hay nombres de las calles. En unas porque desaparecieron y nadie se ocupó de renovarlas, o bien porque los dueños de las casas hicieron una remodelación o bien pintaron encima y luego olvidaron reponerlas.
Un detalle, pero ¿No sería bueno preocuparse de ello?
M.B.I.