Estamos de acuerdo que en nuestro país, tenemos problemas en el ámbito educativo y que hay que buscar las alternativas de solución. Pero muy distinto es querer tapar el problema sindicando a los profesores por ello. De allí, que hay que centrarse en lo que se busca, “MEJORAR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÒN”. Aquí es bueno detenerse y remitirse a un artículo que escribí hace cuatro años en este mismo diario, (Calidad de la educación. ¿Quienes son los responsables?), donde para enfrentar este concepto hay que tener claro que tiene dos perspectivas según la finalidad que se persigue; el desarrollo personal y social de los individuos y el desarrollo de capital humano para el desarrollo económico. En el primero se enfatiza en formar personas conscientes de sus derechos y responsabilidades, busca su preparación para la participación civil y social dentro de la democracia. En el segundo aspecto se piensa que se debe preparar al individuo para la inserción laboral y que contribuya al desarrollo económico del país.
Estas visiones provocan una distancia enorme, entre lo que desean los maestros y lo que plantean los teóricos, basados en la economía en que priman los sistemas de medición para clasificar a las escuelas y personas, donde se les pide a los docentes subir los puntajes, ya no educar, no inculcar las formas más profundas del desarrollo de las personas. Recordamos a don Juan Casassus quien sostiene que “la crisis es la irracionalidad en que ha caído el sistema de gestión de la educación”.
Esta reforma que se está tratando de implementar va en el sentido contrario de alcanzar una mejora sustantiva de los aprendizajes, ya que, ataca el trabajo colaborativo en las escuelas, colocara al profesor en una disyuntiva debido a que estará sometido a evaluaciones periódicas personales y a un mayor agobio laboral por depender de terceros su estabilidad laboral y remuneraciones, que ya son un 50% menores a profesiones con igual número de años al iniciar su ejercicio y con estas modificaciones, sería de un 46% y sueldos variables por docente.
Esta reforma como está proyectada va a profundizar el problema debido a que van a ser menos los alumnos de Enseñanza Media, que ingresarán a estudiar esta noble profesión, en gran parte, porque estará como diez años en la incertidumbre si va a poder vivir de ella. Esto refleja que el Estado desconfía de las Universidades e Institutos Profesionales, por lo tanto va a ser lo mismo que con las licencias médicas, donde se tendrá que formar una especie de COMPIN o llevar a la justicia a las Universidades e Institutos por estafa.
Si queremos avanzar en el desarrollo del país, es apoyando a los profesores, debido a que hoy en día, se nos han traspasado otros roles que el Estado, las familias o la comunidad no la quieren asumir. De allí, que el profesor tiene que tener la libertad de ejercer su cátedra. Lo esencial es que toda la sociedad asuma la responsabilidad de educar. Basta remitirnos a los medios de prensa, para apreciar que nuestra sociedad está en crisis no solo por carencia de formación en valores, sino también por la falta de orden y toma de decisiones. Por ello, hacemos un llamado a la sociedad, en el sentido de comprender esta movilización, debido a que los docentes queremos el desarrollo de la nación chilena y no su estancamiento.
El Colegio de Profesores ha venido trabajando desde los años 1997 en la creación de una política estructural de una carrera profesional docente, buscando “la alta y compleja responsabilidad social de educar a los niños, niñas y jóvenes de nuestro país”.
OCTAVIO ÀLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO