Señor Director:
Hoy refiero al pueblo de Rapel que, quizás, sea uno de los más terremoteados y sin embargo es uno de los que menos se habla, obviamente que la comuna de Monte Patria sufrió grandes daños, pero si tenemos que buscar algún grado de daños, sin duda Rapel se lleva a simple vista el premio mayor y debiera ser así cuando se comience con la reconstrucción.
Ayer tuve la oportunidad de regresar allí y se vino a mi memoria los instantes que viví al momento en que la tierra demostraba su fuerza. No voy a mentir que algo extraño recorrió mi cuerpo en el momento cuando pasé justo donde me pilló el terremoto, nadie lo puede dimensionar hasta vivirlo. Conversé con algunos vecinos y están atemorizados, dicen sentir ruidos extraños que recorren las entrañas de la tierra, sin embargo no les queda otra alternativa que soportar y seguir viviendo en incómodos refugios levantados para la emergencia, mientras ven con tristeza que la fuerza de la naturaleza les arrebató algo que por años han venido construyendo y mejorando, sus viviendas, que hoy están todas quebradas y a punto de derrumbarse.
Me detuve a conversar con don Luchito, personaje que cuida de la plaza de la localidad y me invitó a mirar su casita que no es mas que una pieza antigua a orillas de la única calle que atraviesa Rapel. Vive y duerme en el mismo lugar con el peligro vivo que pudiera caerle algún adobe de su antigua casa. Se resiste a irse de ahí y es natural porque no tiene donde.
Historias como esta se repiten sin duda en toda la comuna, pero si se trata de hacer un análisis de lo ocurrido, según mi opinión personal, Rapel se lleva el premio mayor en daños.
Dios ilumine a las autoridades y entregue sabiduría para enfrentar estos designios de la madre naturaleza, ya saldremos de esta una vez más, con la ayuda de Dios.
JAIME RODRIGUEZ HERRERA