Hace algunos días, en OvalleHoy, el distinguido abogado don Sergio Peralta se refirió a don Poncio, que en su calidad de gobernador de la Palestina y frente a un juicio histórico, se lavó las manos -metáfora con la que, como se sabe, eludió sus responsabilidades de gobernante.
Esa referencia me ha permitido hacer algunos recuerdos de los gobernadores de nuestra ínsula, Ovalle, y sobre aquello es que deseo referirme. En efecto, gobernadores hemos tenido, y muchos: algunos, en el ejercicio de sus funciones, seguían los sabios consejos de don Poncio Pilatos; pero otros sí que gobernaban. Comparto el juicio referente al gobernador Omar Elorza Smith, a quien le correspondió desempeñar su cargo en una etapa de gobierno muy difícil, de mucho compromiso y responsabilidad, tanto que su corazón no resistió esa pesada carga sobre sus espaldas, muriendo en pleno ejercicio de sus funciones y entregando su vida por la causa de Ovalle y los ovallinos.
Sin embargo, hubo un gobernador que sí gobernaba, consideración habida que en aquellos tiempos se tenían plenas atribuciones para ejercer aquel cargo. Me refiero a don Waldo García Pacheco, quien estuvo a cargo de la gobernación del departamento de Ovalle, durante los seis años del gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva (aquello ya era un signo de su gestión: confirmado por seis años). Don Waldo llegó a nuestra ciudad tras el amor de una bella joven ovallina, la señora Lucy Olivares Barrios, con quien formó un respetable hogar. Ella, abnegada esposa, lo acompañó en las “duras y las maduras” durante toda su vida.
Waldo García fue uno de aquellos profesionales (cirujano dentista) que marcaron una imagen de humanista al profesional chileno. No solo dominó los conocimientos de su profesión, también quiso entender la sociedad en que había nacido, otear el futuro y estructurar el mundo que venía con la visión cristiana que sedujo a muchos en aquella época en que fue dirigente de la Federación de Estudiantes chilenos. Encontró en Maritain, las encíclicas papales y los pensadores sociales de su época, la respuesta intelectual a la inquietud dolorosa que animó a los jóvenes conscientes de las intrínsecas injusticias que entregaba la sociedad chilena. Y fue la palabra estimulante de Frei, Tomic, Leyton, Aylwin, Fuentealba y otros dirigentes inspirados en la misma concepción social cristiana, la que habría de iluminar por décadas a nuestros políticos en la misión de liberar a los grupos más postergados de nuestra sociedad .Ese fue su ideario, y la oportunidad de hacerlo realidad fue su nombramiento en la gobernación de Ovalle. Ejerció durante todo el gobierno del presidente Frei Montalva, periodo en que la revolución en libertad trajo cambios sociales impostergables.
Su capacidad multifacética la mostró, además, como artista de las tablas, y los grupos de teatro ovallino lo encontraron entre aquellos capaces de hacer múltiples papeles. Junto a Arturo Jiménez Villareal, Aurora Zárate, Camilo Guerrero, Henry Castro, y un novel actor posteriormente consagrado en el contexto del teatro mayor, René “nene” Ortiz Carvajal, entre otros, animaron la capacidad creadora de un Ovalle más distante y, tal vez por lo mismo, obligado a ser más por SI mismo. También la poesía fue vehículo de su lírica vitalidad intelectual. Sus estrofas cantan a la naturaleza y al amor, con sus dolores, esperanzas y éxtasis.
En este nuevo aniversario de Ovalle, mi ciudad natal, he querido rendir un sentido homenaje a un ciudadano que en aquellos ya lejanos años ejerció el cargo de Gobernador del Departamento de Ovalle.
Iván Ramírez Araya
Rucahue/Chomio
Región de la Araucania
17/04/2023