Es lo que le decimos a un ciclista al que al mediodía de ayer sorprendimos circulando una acera de calle Victoria, frente al Mercado Municipal, infringiendo lo que dice la nueva Ley de Convivencia Vial.
Desciende de la bicicleta, sonríe y reconoce su culpa.
“Es que por la calle hace mucho calor, y yo tengo que ir aquí a Independencia nomás”, justifica.
Le hacemos notar que circular por la calle Victoria, en contra del sentido del tránsito, igual es penado por la nueva normativa. Que lo que tendría que haber hecho es bajar de la bicicleta y llevarla a un costado por la acera, recorriendo caminando el tramo entre Tangue e Independencia.
El tema es que los cuatro ciclistas a los que sorprendimos transitando por las aceras en el día de ayer ninguno dijo conocer la entrada en vigencia de la nueva ley, aunque todos tenían “muy buenos motivos” para circular por la vareda. “Es más seguro”, “es que yo voy ahí nomás y tendría que ir muy lejos para dar la vuelta”; “ es muy peligroso andar por la calle”, etc.
Ayer domingo entró en vigencia la denominada Ley de Convivencia Vial, que reconoce a la bicicleta como un medio más de transporte y establece el uso obligatorio de las ciclovías existentes y certificadas por el Ministerio de Transportes para la circulación en una ciudad. La norma también señala que en el caso de ausencia de una ciclovía certificada, las bicicletas deben circular por la calzada, por la pista derecha y no por las veredas.
Esta norma establece que solo en algunos casos podrán circular en bicicleta por las veredas: los menores de 7 años acompañados, los menores de 14 años solos, las personas de la tercera edad y aquellas con movilidad reducida.
A quienes no cumplan con la normativa se les cursará una infracción, que trae aparejada una multa de entre 0,2 y 0,5 UTM, es decir, entre 10 mil y 24 mil pesos aproximadamente.
La nueva normativa traslada a los municipios la responsabilidad de crear espacios para el uso de ciclistas, como una manera de incentivar el uso de estos vehículos descontaminantes.
En Ovalle sólo existe una Ciclovía propiamente tal, en la Avenida Costanera, pero esta cumple más un propósito recreacional que para facilitar el traslado de los usuarios de un punto a otro de la ciudad.
La Municipalidad consciente de esto trabaja en el tema y envió al Ministerio de Desarrollo Social un proyecto para la elaboración de un estudio de ciclovías en el sector urbano para ser implementado en distintas etapas. Se espera que para el próximo año ya esté aprobado el proyecto con el propósito de realizar el estudio para los primeros diez kilómetros de trazados por el sector urbano.
Esta propuesta incluye por ejemplo tramos por la avenida Gobernadora Laura Pizarro, entre Costanera y El Mirador; Vicuña Mackenna desde Mirador, hasta Ariztía; Benavente, desde la alameda hasta David Perry, desde este mismo punto, hacia el oriente hasta el balneario Los Peñones, constituyendo quizás el eje principal de la iniciativa. Entre otros.
Una vez que sea aprobado el estudio actual, para ser implementado en los próximos cinco años, la tarea será comenzar su implementación en una ciudad donde no existe una cultura de respeto entre los usuarios de las calles. Los automovilistas no respetan a los peatones y a los ciclistas; y a su vez los ciclistas suben a las aceras y no respetan a los peatones.
Por eso la norma se llama “Ley de Convivencia Vial”.
El alcalde Claudio Rentería reconoce esto y señala que en lo inmediato se trabajará en la educación, es decir motivar al usuario de estos vehículos al uso responsable de estos: esto es no conduciendo por las aceras, no haciéndolo contra el sentido del tránsito entre los vehículos, y respetando al peatón , en especial a niños, adultos mayores y mujeres.
Así como educar a los automovilistas para el respeto de sus pares, o de ciclistas y peatones.

Mientras caminamos por la plaza de Armas vemos aparecer por la acera sur de calle Vicuña Mackenna tres adolescentes – 15 o 16 años – que hacen a bastante velocidad piruetas con su máquinas. Dos de ellos ingresan a la calzada en dirección oriente, siempre haciendo piruetas , en tanto que el otro , luego de sortear a una pareja de transeúntes, sigue por la acera hasta reunirse con sus amigos en la esquina.
El detalle de esto es que pasan a no más de diez metros de dos carabineros que están en la plaza de Armas, a los que no parece importarles su presencia. ¿O los uniformados no conocen la vigencia de la nueva ley?
Entonces reflexionamos en torno a dos temas: Uno, a mediano o largo plazo, a la necesidad de hacer una tarea mas profunda: educar a los niños desde su más temprana edad en cuanto a su responsabilidad al circular en bicicleta en la vía pública. A ver si logramos alcanzar los niveles de cultura de países más desarrollados.
Y lo segundo, que nuestros carabineros también internalicen que ellos son parte de la solución y no del problema, y que tienen que cumplir una labor de educación. Y si eso no resulta, el recurso de la sanción penal y económica.
Pero ¿dígame cuando fue la última vez que vio a un carabinero dar un “tirón de orejas” a un ciclista? ¿Cuándo fue la última vez que lo vio cursando una multa a un ciclista transgresor de las normas?.
Entonces necesitamos también más carabineros involucrados en la materia, para no hacer de esta ley letra muerta. Y que en la calle cuando descubran a un ciclista circulando por la acera, lo detengan para decirle derechamente:
“Te pillamos poh compadre!!”
M.B.I.