Una difícil decisión fue la adoptada por la directiva del club Provincial Ovalle la semana recién pasada al desvincular de manera definitiva a dos de sus jugadores y separar a otros dos por motivos de disciplina.
Contrariamente a lo que se pudo pensar, el fin de semana el equipo del Ciclón viajó a San Joaquín, y venció de manera merecida a Real San Joaquín por dos goles a cero, anotados por Diego Bravo y Pablo Carrasco, en el segundo tiempo. “Los jugadores este fin de semana jugaron como nunca”, aseguró un dirigente del club.
En tanto otro directivo local, al que le comentamos la oportunidad de la medida de fuerza, nos afirma que este era el momento adecuado para adoptar esta decisión, momento en el que están enfrentando una etapa crucial para aspirar a clasificar entre los cuatro primeros y a los “play off”.
Ambos directivos, afirman que en el plantel han entendido el mensaje con claridad y están con la mejor disposición a colaborar.
Recuerdo que en Deportes Ovalle (el viejo y querido Deportes Ovalle, no la Sociedad actual) ocurrió un episodio similar cuando competía en la Segunda División. Acogiendo la denuncia de trabajadores que salían de sus labores de madrugada, como encargado de Deportes del diario La Provincia informé de un grupo de jugadores del plantel que solían salir desde un local nocturno de calle Libertad en no muy buen estado. El entonces presidente de la institución, don Omar Elorza, al día siguiente de conocer sus nombres, los marginó del club, sin titubear un instante.
Los cuatro constituían la columna vertebral del equipo y eran de tal calidad que en los próximos meses fueron contratados por clubes de primera división, pero en esa oportunidad lo importante (aunque en su momento no entendido por todos los hinchas) fue enviar un mensaje a los jugadores y a toda una hinchada que confiaba en ellos y que cada fin de semana pagaba su entrada para verlos en su plena capacidad en un campo deportivo representando a toda la ciudad.
El mismo mensaje que se entrega hoy casi más de 30 años después: que en un equipo de trabajo no hay nadie imprescindible, por importante que sea.
Ahora el equipo del Ciclón tendrá compromisos vitales para su futuro, jugando la posibilidad de insertarse en el grupo que decidirá si pueden acceder al futbol profesional.
Y para enfrentar ese desafío – y ese es el mensaje – se quiere sólo a aquellos que están empujando el carro en el mismo sentido.
M.B.I.
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