InicioActualidadCrónicaTomas en la ribera del río deberán ser abandonadas: el rostro oculto...

Tomas en la ribera del río deberán ser abandonadas: el rostro oculto de la pobreza

IMG_9089Las familias que habitan en el sector norte de la costanera de Ovalle deberán ser reubicadas puesto que el proyecto vial en construcción contempla zona de áreas verdes en el lugar.

Medias aguas cuyas ventanas están cubiertas con trapos o bolsas plásticas, pozos sépticos y basura por montón, tanta que incluso a simple vista parece un basural;  no obstante, ahí entre medio de los refrigeradores oxidados, de los neumáticos y muebles, quedan viviendo algunas familias, aquellas que aún no han recibido una solución habitacional.

La gran mayoría de personas que estaban viviendo en el lugar comenzaron a abandonarlo, esto luego de recibir sus viviendas definitivas gracias a los subsidios entregados por el Estado. El éxodo fue paulatino, y la verdad es que se llevaron todo- incluso las medias aguas- a sus nuevos hogares en el condominio El Talhuén, emplazado en la parte alta de la ciudad.

De acuerdo a la información entregada por la seremía de Vivienda y Urbanismo, “se viene realizando un trabajo con estas familias desde varios años con la Unidad de Campamentos, por eso la gran mayoría ya cuenta con una casa. Con respecto a las personas que aún se mantienen en el lugar, se les dará una solución pronta, sin embargo, siempre hay gene que llega nuevamente a tomarse los terrenos”.

Los subsidios entregados fueron de 20 millones, dinero que pudo haber sido invertido tanto en viviendas nuevas como usadas. Y en cuanto a las quienes aún no lo han recibido y quieran postular al beneficio, el monto será similar.

Los terrenos en cuestión son de administración municipal, entidad que de acuerdo a lo declarado por el alcalde Claudio Rentería, tiene por objetivo eliminar estos barrios marginales, ubicando a sus habitantes en viviendas definitivas, “en los últimos años se han logrado erradicar varios campamentos, como el de Sotaquí, Lagunillas, Steacher y Puntilla de Barranca, donde todas aquellas familias que fueron parte del catastro 2011 y posterior actualización 2013 recibieron beneficio del Estado a través del Minvu, trabajo que como municipio desarrollamos en conjunto con la Dirección Regional de Campamentos. Sin embargo, no todas las personas que actualmente siguen viviendo en ellos fueron beneficiados con estos subsidios, pues en algunos casos son posteriores al catastro 2013”, enfatizó la autoridad.

Pobreza de expectativas un problema social

Alejandra vive casi en la entrada del lugar en una pequeña media agua, está cocinando con leña y según cuenta, “no está acostumbrada a vivir así”. Lo que pasó fue que se enamoró y como su pareja vivía ahí de hace un tiempo, se fue a vivir con él. “Usted sabe que por amor se hacen muchas cosas”, explica. Ambos trabajan, pero sus sueldos son bajos y pese a que ella no esté acostumbrada a vivir en esas condiciones, al parecer él sí.

Daniela y Alexis, son un matrimonio joven, ella de 18 y él de 19 años de edad, llevan casados cinco meses y viven ahí porque en casa de sus padres no podían estar y es que “vivían muchas personas”.

Ahora se están yendo, porque les han robado y no sólo el computador, sino que también las calaminas del pozo séptico y algunos de los artículos del patio (en su mayoría muebles viejos). Se van a vivir con los padres de Alexis a la población Ariztía, ya que además el joven tiene cáncer, lo que le impide trabajar- aunque lo hace todas formas con una jornada de medio tiempo-. Daniela por su parte no trabaja porque según manifiesta “tiene fobia social”.

También cuentan que se acercaron a la Gobernación provincial a pedir ayuda, luego de saber el diagnóstico de Alexis, pero la asistente social les dijo “que no entregaban niditos de amor y que no había ayudas sociales”.

De las pocas personas que quedan, “algunas fuman pasta y también roban”, señala otro vecino que vive en el lugar hace tres años. Él y su pareja también quisieran irse, pero no lograron obtener el subsidio, aunque ahora les gustaría y están haciendo los trámites correspondientes. “Acá limpiamos todas las semanas la basura que vienen a botar los autos y también la quemamos, para mantener más ordenado nuestro entorno” dice el hombre, pero la verdad es que no se nota.

Es evidente su vergüenza al explicar su pobreza, pero de cierta forma la asumen como si no tuvieran otra alternativa. “La cultura de la pobreza sucede cuando las personas viven en ciertas condiciones de carencias de recursos, piensan y sienten que están predeterminados a vivir así, siendo muy poco probable que puedan salir de ahí”. Expuso el sociólogo Daniel Aguilera.

Por otra parte, la permanencia en los campamentos, pese a las ayudas sociales que se les entregan a quienes viven en los barrios marginales, «tiene relación con el acostumbrarse a no pagar ciertos servicios básicos como agua y luz, ya que ‘se cuelgan de ellos’, además, la comunidad logra una cohesión puesto que se ayudan mutuamente al sentirse marginados o segregados”, agregó el profesional.

Soluciones para salir de los campamentos existen, a través de los beneficios sociales que ofrece el Estado, no obstante, no necesariamente logran solucionar el problema de fondo, que es cambiar la visión de mundo y la pobreza de expectativas insertas en las personas.

Paloma Olivares B.

Periodista.

IMG_9091IMG_9095IMG_9092IMG_9100

OvalleHoy.cl