Este es un pequeño conjunto habitacional ubicado en el vértice de las calles Victoria y Yungay de la población Fray Jorge que desde el momento que la levantaron se preocuparon de reservar en el centro, un espacio como plazoleta.
Un lugar con césped, árboles que daban sombra, todo circundado por un cerco de ligustrina. La idea era que fuera utilizado por los niños del barrio, para jugar, y los adultos mayores para sombrearse bajo los árboles en los meses del verano.
Sin embargo en los últimos años, este lugar de recreo fue empezando a ser invadido por personas ajenas al conjunto habitacional, en especial jóvenes. Algunos, estudiantes de los colegios cercanos que la utilizaban para hacer la cimarra, parejas de pololos, pero en especial por jóvenes que se reúnen en las noches para beber, drogarse e incluso tener relaciones sexuales.
Resultaron infructuosos el diálogo con los jóvenes llegados de distintos lugares y los reclamos a las policías, pues las rondas no son realizados con la frecuencia suficiente para alejar a los infractores.
Es frecuente que al pasar temprano en las mañanas se vea a tiradas en el piso las señales de una juerga ocurrida la noche anterior: botellas de licor, latas de cervezas, papeles. Dispersos por los prados.
Hace unos años hubo el intento de crear una especie de condominio, cerrando los cuatro accesos, pero no prosperó por la oposición de algunos de los vecinos, y por no contar con la autorización de la Dirección de Obras Municipales.
En las últimas semanas sin embargo acordaron adoptar una nueva medida.
– Decidimos cortar el cerco de ligustrina, para ver si los que vienen acá a hacer sus cosas en el césped, se vayan al ver que ahora están expuestos a las miradas de todos. Es que es vergonzoso lo que ocurre todos los días y a toda hora – nos dice un vecino mostrándonos a dos parejas de jóvenes tendidos en el prado abrazados y besándose sin discreción.
Otro agrega que si no se tiene un buen resultado con esto, existe la idea de vender el terreno de la plazoleta a una empresa inmobiliaria para que construya casas o un edificio. “Podemos hacerlo, el terreno es de nosotros”, asegura.
La pregunta es ¿Será para tanto?.
Lo cierto es que sería una lástima que las personas que viven en el sector pierda este espacio de recreación. Y aún más, que la ciudad pierda uno de sus más atractivos pulmones verdes.
M.B.I.