De un tiempo a esta parte he notado el paso de los años, ya no tengo las mismas reacciones de antes, sobretodo en el aspecto físico; no sé si será solo una sensación o realmente los años han llegado para quedarse definitivamente en mí.
Pero esto no es realmente lo que les quiero compartir, sino más bien mirar como la vida se fue impregnando en nuestros padres, abuelos, ellos a los cuales cuando niños los veíamos como figuras inalcanzables, hoy los vemos tan desamparados, tan débiles, tan desmemoriados, incluso algunas veces hasta tercos y hoy me toca verme; en que yo estoy viviendo este proceso como yo veía a mis padres, mis hijos y nietos lo están viendo en mi persona.
Y así nos vamos dando cuenta que los años han llegado y nos han hecho mirarlos de una manera distinta, nos sentimos tan desprotegidos, tan vulnerables, por eso esta invitación a reflexionar más los tiempos, ya que muchas veces por torpeza dejamos cosas por hacer y se nos va pasando el tiempo y cuando queremos darnos cuenta, ya es tarde.
Miremos y hagamos de la vida un poesía de amor, de ese amor que olvida tantas situaciones negativas que han tocado vivir, quienes somos para juzgar y menos condenar, solo aportemos de lo más íntimo de nuestro corazón, el darnos, el compartir pero sobretodo la paciencia, para poder llevar la alegría, el afecto tan necesario que es dar felicidad, si con tan poco se pueda dar un inmensa satisfacción logrado con un beso, con un abrazo, con una caricia el mejor regalo que se puede entregar y recordar todo lo que nos brindaron, nos enseñaron y lograron, siendo personas de bien que hemos podido inculcar en nuestros hijos el amor.
Hoy date el tiempo y veras que en tu interior gozaras, porque fuiste capaz de entregarte de verdad por quienes amas y agradecido podrás orar a Dios por el paso que fuiste descubriendo en quienes fueron artífices de hacer de ti un hombre y mujer pleno(a).
Nada podrá borrar de tu corazón los dolores, pero sí la fortaleza del perdón, algo que muchas veces queda enquistado en el corazón y no te hace crecer, pero al sacarlo te libera y te hace mirar la vida con ojos distintos.
Mira a tu alrededor descubra la presencia de Dios y si por circunstancias de la vida no tienes a tus padres ora por ellos, porque algún día quien sabe se volverán a reunir y compartir la riqueza que Dios tiene guardado para cada uno(a) de sus hijos(as).
Hugo Ramírez Cordova.