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El lucrativo negocio del robo de paltas

El trágico hecho de un guardia de un predio cercano a Ovalle que disparó contra un grupo de desconocidos que en la noche ingresó al lugar, dando muerte a uno de ellos, ha traído a colación un problema grave que se ha venido dando con frecuencia en nuestra zona: el robo de fruta en predios de los alrededores.

Es frecuente que lleguen a los tribunales de justicia personas detenidas por ser sorprendidas sustrayendo estos frutos en el interior de una parcela, detenidos que reciben a menudo penas irrisorias, recuperando de inmediato la libertad.

Estos sin embargo es apenas la punta del iceberg de un problema mayor. A diario son varios los millones de pesos que pierden productores locales a manos de grupos organizados de personas que llegan, incluso con vehículos, hasta los predios, hijuelas o huertos para arrasar con este preciado fruto.

Hemos leído en los foros de internet de personas que minimizan esto, aduciendo que las víctimas (es decir los productores) son grandes empresas frutícolas, poderosos dueños de fundo,  pudientes agricultores que no viven en la zona, etc.

Eso sin duda es una verdad a medias, pues en su mayoría los afectados son pequeños agricultores, propietarios de dos, tres, diez hectáreas que con gran esfuerzo e inversiones han sacado adelante sus cultivos (en algunos casos endeudándose con instituciones financieras); y aún mas, son pequeños dueños de hijuelas y huertos caseros que tienen en estos cultivos como único ingreso para sobrevivir. Y estos depredadores, sin tomar en cuenta esto, arrasan con todo.

Hace una semana una vecina de Sotaquí nos daba a conocer el drama que viven muchas familias de esa localidad que no pueden habitar sus propiedades pues están en muy mal estado luego de los últimos terremotos, y, aprovechando su ausencia,  sus huertos con paltos han sido arrasados por delincuentes, algunos foráneos y otros de la misma localidad.

¿Qué hacen estos individuos con eso? Es probable que muchos vendan a valores de oferta el producto de su latrocinio en la misma vía pública, en carros, carros de supermercados (distribuidos en bolsitas de malla) o en vehículos que recorren las poblaciones.
Otros recurrirán a locales comerciales, mercados, ferias, ofreciéndolos a precios tentadores para los comerciantes, a valores significativamente menores al que encuentran en el mercado formal.

O bien los trasladarán en camionetas, camiones, buses, etc, a ciudades vecinas, o de la zona central, o del norte,  para comercializarlos al por mayor.

Es muy difícil combatir este flagelo, aunque algo podría ayudar el mejorar el control en locales de venta para comprobar que todo lo que ha sido adquirido tiene una procedencia legal; intensificar la fiscalización en las rutas de salida de la ciudad para controlar la presencia de productos de dudoso origen.

Pero además, el público puede hacer un aporte evitando comprar en la calle productos cuyo origen desconoce, aunque la oferta sea realmente atractiva. Es preferible pagar un poco más, haciendo las compras en locales autorizados y confiables.

Lo ocurrido el fin de semana en un predio en Limarí, en el que resultó fallecido uno de los ladrones y el guardia que le disparó en prisión preventiva, era casi la “crónica de una muerte anunciada”. Ya los mismos productores habían venido advirtiendo que eso podría ocurrir en cualquier momento: tanto con victima uno de los custodios o bien de los delincuentes.

Ahora, queda para más adelante la reflexión de si es legítimo que los productores o los trabajadores responsables de su custodia, utilicen la fuerza física para defender la propiedad, o si esta sólo debe limitarse a advertencias a los merodeadores para ,mantenerlos alejados u obligarlos a huir.

M.B.I.

OvalleHoy.cl