La conocida revista chilena, de orientación política- económica, Que Pasa, del grupo económico Copesa, continuaría circulando aunque sólo en su versión on-line.
En las últimas horas diversos medios de comunicación nacional, entre ellos El Mostrador, adelantaban la información, agregando que además se desvincula a sus trabajadores y periodistas, asumiendo esas labores con personal del diario La Tercera .
Por su parte la revista Paula, fundada en 1967, germen de cambio y vanguardia en todo lo que respecta a temas feministas desaparece de circulación en los kioscos de diarios y revistas para refundirse con el mismo nombre con el suplemente femenino dominical de La Tercera.
Dos golpes significativos para el periodismo nacional, por una parte por la pérdida de fuentes de trabajo para gran cantidad de periodistas, como por la inminencia de una desaparición definitiva.
En lo personal lamento lo de la Revista Paula de la que durante largo tiempo fui asiduo lector, en especial de las columnas y reportajes de plumas cómo Malú Sierra y de Isabel Allende (¡Como olvidar su imperdible “Civilice a su Hombre, en las que daba consejos a las mujeres de como entender y educar a su “troglodita”). Pero en especial el aporte que esta publicación realizó a la cultura y la literatura con sus Concursos de Cuentos de los que surgieron algunas de las mejores plumas nacionales de la actualidad.
En el caso de la revista Que Pasa es inevitable no hacer una reflexión acerca del futuro del periodismo en formato papel que año a año cede espacios al periodismo digital. En los últimos años hemos sido testigos de la paulatina desaparición en el mundo occidental de prestigiosos diarios y revistas para continuar circulando en su versión digital.
En Chile este es el segundo paso en ese sentido. Ya lo hizo el Diario La Nación y ahora le sigue Que Pasa. Los valores de la impresión y del papel, así como las cada vez más reducidas circulaciones de diarios y revistas obligan a las empresas periodísticas a readecuar sus prioridades.
Incluso en la actualidad las empresas periodísticas privilegian la venta de diarios de manera directa en forma de suscripciones, a hacerlo de manera indirecta a través de suplementeros en la calle. O dan prioridad a sus versiones online. “Los teléfonos celulares nos están matando”, me confesaba ayer un suplementero.
En este mundo cada vez más “orwelliano” ¿estamos viendo la desaparición del papel y la tinta? ¿O aún queda una esperanza para los que nos gusta los domingos quedarnos hasta tarde en casa hojeando nuestro diario favorito, dando vuelta las páginas mientras disfrutamos de una buena taza de te con leche?
¿Es la Crónica de una muerte anunciada?
M.B.I.
