Bajo por la calle Augusto D’Halmar de la población Fray Jorge cuando observo a un vecino de ese mismo sector que camina en mi dirección con una caja con desperdicios en las manos.
Luego de pasar a mi lado, veo con sorpresa que la ha arrojado por sobre la tapia hacia el interior del sitio de la Cooperativa Pisquera y luego regresa a su casa. ¡Así care’ palo!, a plena luz del día.
Recuerdo que hace unos meses la Directiva de la Junta de Vecinos Pantanal, a la que pertenece el sitio de esa empresa pisquera, recibió el reclamo de los ejecutivos de esta que vecinos de la calle Yungay , entre Augusto D´halmar y avenida La Chimba – es decir donde yo vivo – arrojaban desperdicios hacia el interior: bolsas de basura, escombros y hasta bicicletas viejas.
Claro está que nosotros reaccionamos molestos porque teníamos la seguridad que ninguno tenía esas costumbres (pongo las manos en el fuego por cada uno) y esto debería ser más bien algo de personas de paso, en vehículos o tal vez de otras partes de la población.
Al día siguiente, por curiosidad me asomo por sobre la pandereta y veo con asombro que en el interior hay gran cantidad de basura, aunque lo que más me llama la atención, es la presencia de una taza de baño rota. Sí, leyó bien: UN WATER ROTO.
Lo otro preocupante para los encargados de la empresa eraentonces la cantidad de tierra y escombros que se han ido acumulando en los últimos meses junto a la pandereta que da hacia la calle Yungay. Esto porque cada vez que los encargados de la basura barren el lugar, para despejar de tierra la acera, la van acumulando contra el muro.
Entonces se forma una especia de banquillo tentador para cualquiera que desee dar un brinco al interior, superando los alambres de púas y cristales rotos instalados en la cúspide del muro para disuadir a visitantes indeseados.
Según la Presidenta de la junta de Vecinos hubo un compromiso del municipio de llegar con un camión para recoger esa tierra , pero pasó el mes de octubre y el compromiso no se cumplió. Y ahí sigue la tierra acumulada.
Ahora recordando la conducta de ese vecino, arrojando la basura por sobre el muro; y mirando las imágenes de la taza rota en el interior , uno no puede sino reflexionar en torno a la falta de cultura de alguna gente.
E incluso, indignarse hasta el punto de exclamar: ¡Puchas la gente para cochina!
M.B.I.
