Y la abogada que en la primera audiencia se querelló contra el primero, por hurto, en la audiencia siguiente defendió al segundo acusado del delito de lesiones leves.
Este insólito caso ocurrió en las primeras horas de la tarde de ayer miércoles cuando Mauricio Antonio Gangas Balboa, 45 años, conocido delincuente con numerosas condenas por distintos delitos en el país, ingresó a una céntrica tienda de Ovalle y pretendió salir con mercaderías avaluadas en más de $ 260.000 . Sin embargo a la salida fue interceptado por los guardias que lo condujeron a una sala de procedimientos y finalmente entregado a carabineros.
Gangas Balboa, que ya en febrero del 2013 había sido detenido en circunstancias similares luego de hurtar en otra tienda del paseo peatonal, en la mañana de hoy fue requerido por el delito de hurto simple, solicitando el fiscal Jaime Rojas y la querellante, en representación de la empresa afectada, Karen Vega, una pena de 400 días de reclusión y el pago de una multa de 3UTM a beneficio fiscal.
En la oportunidad fue programada una nueva audiencia para el 6 de julio en la que en un Procedimiento Simplificado se verá su situación.
CAMBIO DE ROLES
Terminada esta audiencia la abogada Karen Vega dejó el asiento de querellante para trasladarse al de la defensa. Esta vez para representar al guardia de seguridad, P.M.S.A., 25 años, quien en la audiencia siguiente fue acusado por el mismo imputado anterior – Mauricio Gangas – de haberle golpeado cuando estaba retenido en una sala en la tienda, antes de entregarlo a carabineros.
Según su versión entregada a la policía, el guardia lo golpeó de puño en el rostro y luego, una vez en el suelo, le dio puntapiés en la espalda que le causaron lesiones leves comprobadas en el servicio de urgencia.
Efectuado un procedimiento monitorio, el juez finalmente resolvió su culpabilidad condenándolo al pago de una multa de 1 UTM por el delito de lesiones leves.
Y cabe consignar que el “agraviado” antisocial, presenció la audiencia sentado en el última fila de la sala de audiencia.
Esto es lo que se llama “el ladrón detrás del guardia”.