Hasta hace unos años era normal corregir a los hijos con correazos, patadas, cachetadas, combos, tironeos de pelo, de orejas, latigazos, tortura, encierro, humillaciones. Este set de crianza antigua que incluye frases como «porque a mi me criaron asi», «mi mamá/papá era peor»,a mi parecer crea niños muy obedientes pero traumados.
La mujer de contextura gruesa que vi en la feria el viernes, fue la musa inspiradora de este artículo. En un coche llevaba a una niña de 4 años. La bebé de cara sucia lloraba notoriamente y perturbaba el oído. Ante esto la mujer le dio un palmazo en la cabeza que la silenció por un segundo. Le pegó tan fuerte que la niña tomó mucho aire para pegar un gran grito. La madre se abalanzó para taparle la boca y evitar que se escuche más fuerte. Todos presenciamos lo que pasó. Nadie hizo nada.
A todos les ha llegado un «estate quieto» en algún momento en la vida ¿Es un golpe la mejor manera de calmar a un niño inquieto o desobediente?
Para Diego Tello, psicologo del colegio Dalmacia, existen niños inquietos que pueden ser insoportables por distintos facotres, incluso neurologicos, ellos tienen una respuesta agresiva de sus padres, criados anteriormente con agresividad en un ciclo que no se detiene.
«Es socialmente aceptado, pero idealmente no es necesario golpear. Ante la ley no es un delito, pero cuando son más fuertes los golpes, como dejar a un niño sangrando o con moretones… No solo es un delito también puede provocar en el niño baja autoestima, poca autonomía y cuando crezcan serán maltratadores.»
Pero, la mayoria de las veces la actitud rebelde del menor tiene su origen en el mal llevado cariño de los padres «Los niños desobedientes no le dan valor a las cosas, se sienten en libertad de hacer lo que quieren porque nunca les han prohibido nada. Los padres los aman materialmente y el niño carece de valores como ponerse en el lugar del otro y tomarle el peso a las cosas»
Ante esto algunos padres reaccionan en ocasiones con golpes para silenciar al niño y luego algún regalo para calmar las lágrimas.
¿Y usted que opina? ¿Es posible romper el ciclo de violencia?
Ignacio Zuleta P. – Periodista
NZ