Es una escena frecuente en calle Vicuña Mackenna, esquina de Santiago, donde los automovilistas que trabajan o residen en los alrededores estacionan sus vehículos sin respetar las normas de tránsito o de convivencia vial.
Esto es porque dejan sus vehículos obstruyendo el paso peatonal y dejándolos tan apegados unos de otros que si una madre con un coche de guagua o una persona empujando la silla de ruedas de un enfermo o un anciano, pretende cruzar a la acera opuesta, tiene que hacerlo veinte metros más arriba, frente al edificio del Tribunal Oral en lo Penal.
O bien, ir a dar un rodeo al otro lado de la calle Santiago, hacia el poniente, y devolverse por la acera opuesta.
Todo lo anterior con los riesgos que eso conlleva.
Lo razonable en este caso es que los automovilistas no se estacionen en la zona marcada de amarillo, como lo establece la Ley de Tránsito.
Así de sencillo.
