InicioOpiniónCarta al DirectorEn estos tiempos difíciles, también tengo tanto por lo cual protestar

En estos tiempos difíciles, también tengo tanto por lo cual protestar

SEÑOR DIRECTOR: en estos tiempos difíciles, también tengo tanto por lo cual protestar, empezando por los múltiples casos de corrupción que han afectado a nuestro país; de los cuales hemos tenido conocimiento a través de la prensa, corrupción que desde la tan llamada  vuelta a la democracia  comenzó con el famoso escándalo público llamado MOP-GATE.

Ya entonces NO fuimos capaces de poner un “ALTO” firme y categórico a tales mañosas actitudes y fuimos viendo como nuestras instituciones fueron minadas por un grupo de corruptos que se estaba llenando los bolsillos a costillas de todos los ciudadanos, pero decir que “todos” son corruptos es una falacia; y esa corrupción NO solo está en altos ejecutivos del sector público o privado, en las grandes empresas o en instituciones del estado, también está en aquel Dirigente Social de una Junta de Vecinos, de un Club Deportivo, de una Asociación Deportiva o de cualquier índole que NO es “fiscalizada” de la manera correcta y con la periodicidad y el conocimiento requerido para poner “atajo” a tan deleznable acto; y porque también, de una u otra forma somos “responsables” de que aquello ocurra.

Pero cuando hablo de corrupción, “NO SÓLO HABLO DEL DINERO”, me refiero también a aquel funcionario (público o privado) infectado en sus valores, en su formación ética, en su calidad y formación como persona y que por cierto, socava su forma de atender y dar solución cuando el ciudadano recurre a sus servicios. 

La gran mayoría de las personas prefiere mantenerse al margen para no “meterse en problemas”; prefiere quedarse callado antes de levantar su voz en el momento preciso para que “no lo tachen de conflictivo o problemático” y así, muchos van por la vida dejándose aplastar en sus derechos a exigir un servicio justo, correcto y de calidad y entonces, se les acumula la impotencia y la rabia y de manera particular, esto ocurre con personas humildes, sin mayor educación o conocimiento o simplemente porque son débiles de carácter.

Muchos de aquellos que hoy levantan sus cacerolas, Yo los llamo a la reflexión, a que se pregunten:

¿Qué estoy haciendo yo al respecto?

¿Será bueno llegar a mi trabajo desayunada (o), para no tener que estar a las 9 de la mañana sentada en una mesa redonda con otros compañeros tomando desayuno mientras un grupo de compatriotas espera y espera para su atención? ¿Será un derecho o una  atribución que yo me arrogo sólo por el hecho que ser Médico, llegar 1 ó dos horas tarde, mientras los pacientes esperan? ¿Es correcto mientras hay público esperando, ponerme a comprar dulces, empanadas, etc. A la persona que me va a ofrecer a mi trabajo o deberá ser ella o él (que vende) el que debe esperar a que yo me desocupe? ¿Cuál es mi prioridad… atender al público o ponerme hablar por teléfono o contestar los wasap?, ETC. ETC. 

Tal vez es bueno, muy bueno ser más prácticos que burocráticos; si en mis manos está el resolver una situación, porqué la dejo para mañana y luego para la próxima semana y extiendo los plazos logrando el enojo, la impotencia y la incomodidad de los usuarios? Para qué me recargo de trabajo, si puedo resolver ahora!!!

“También tenemos que tener la honestidad, el coraje, la capacidad y ver un poco más allá de la punta de nuestra nariz; reconocer y darnos cuenta que podemos pedir mucho y mucho cambiará a partir de estas protestas ciudadanas con legítimas aspiraciones, pero las malas atenciones seguirán igual si el ser humano (el funcionario, el encargado) no cuenta con la aptitud y cambia de actitud”

Y digo lo anterior, porque hay muchos que protestan y son parte del problema.

Para terminar, un pensamiento más allá de lo escrito:

“EL MAL SIEMPRE TRIUNFA, SI LAS MUJERES Y LOS HOMBRES HONESTOS NO HACEN NADA PARA IMPEDIRLO”

Cecilia Campusano.

OvalleHoy.cl