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Carreras prohibidas y el sabor de la clandestinidad

Este fin de semana se registró un accidente en una carrera clandestina que se estaba efectuando en la ruta D-555, en la que a pesar de reportar lesionados, no hubo llamado a los equipos de emergencia.

La información la dio a conocer el Diario El Ovallino ayer lunes, reproduciendo un video que circula en redes sociales en el que se observa el accidente.

La publicación agrega que vecinos de las localidades de Unión Campesina y Campo Lindo “indicaron que son constantes las carreras clandestinas en la vía que une al cruce de San Julián con Punitaqui, específicamente en la ruta D-555, en la que cada fin de semana se reúnen conductores y público a protagonizar este tipo de eventos”.

Denuncian que sobre todo los domingos los vehículos en competencia ocupan los casi cuatro kilómetros de recta ubicada entre la vía a Socos y la entrada a Unión Campesina y Chalinga, entre otros poblados rurales, poniendo en riesgo la seguridad de quienes transitan por la vía.

Por otra parte, de manera permanente en redes sociales se observan denuncias de conductores que han sido afectados por incidentes similares, al encontrarse repentinamente con una de estas pruebas mientras circulaban con su familia, o bien han sido testigos presenciales de algunas de ellas.

De como los vehículos particulares deben orillarse apresuradamente para dejar pasar a los bólidos en competencia y evitar colisiones.

Lo extraño es que no obstante que en este tipo de competencias ni los días, horas y lugares que se hacen no son un misterio, la autoridad fiscalizadora – en particular carabineros – no hace nada para impedirlo, y ubicar a los responsables. Al menos no le pone demasiado empeño.

En el mismo video de la publicación aparecen, entre el público,  algunos vehículos claramente identificables, lo que podría permitir coger un extremo de la madeja para conocer y sancionar a los organizadores. Es lo que se suele llamar como “labor de inteligencia”.

La reacción mayoritaria a este tipo de actividades es de reproche, llamando a la responsabilidad y al sentido común, y pidiendo a las autoridades mayor fiscalización .

Sin embargo hay quienes la justifican, lamentando que en la zona no existan pistas especiales para hacer carreras o “piques” de velocidad , en un lugar cerrado y con las medidas de seguridad adecuadas tanto para competidores como al público. Incluso algunos comentarios critican a los alcaldes de no haber sido capaces en sus respectivas administraciones de dotar a la comuna de esta especie de autódromo.

La duda que subsiste es si al disponer de este recinto, terminarán las actividades que se realizan clandestinamente, o si las calles de la ciudad ( como por ejemplo la avenida La Chimba, o la avenida Costanera, y otras en la parte alta) dejarían de ser utilizadas por conductores de autos “enchulados” para probar sus máquinas alterando con sus tronadores y “aserruchadas” la tranquilidad y seguridad de los vecinos durante las noches.

 Porque existe una teoría paralela (entre otras muchas) que afirma que la “gracia”, de esta actividad no es tanto el probar máquinas y vencer a un eventual adversario, sino es degustar el saborcillo de la clandestinidad y el sentir que se está de algún modo viviendo una escena de “Rápidos y Furiosos”.

M.B.I.

OvalleHoy.cl