Una de las concurrentes al lugar señaló que “no se va a permitir más intervención en el río, eso ya se había zanjado hace años con la autoridad y ahora toca hacerlo cumplir”.
Ayer lunes 5 de octubre, vecinos y vecinas de la comuna de Monte Patria, vieron llegar máquinas a un humedal que nace de la confluencia del río Mostazal y el río Grande, consultando de inmediato el objetivo de la presencia en el lugar y ante la falta de información convincente, hicieron retroceder la maquinaria hasta que no se clarificara la intención de las faenas.
La comunidad de Carén ha visto con sorpresa e impotencia cómo en medio de la pandemia y los decretos de escasez hídrica, lo único que no se ha detenido en la comuna son las máquinas que destruyen flora nativa para sustitución con cítricos, paltos y uvas, más otras máquinas que con subsidios del Estado mediante la ley 18.450, construyen megaestanques y entuban canales para expandir el monocultivo en el territorio. Un ejemplo es la instalación de parronales, que en pocos meses arrasaron con hectáreas de flora nativa e incluso avanzaron sobre parte del antes parque ecológico la Gallardina, que por apremios económicos en un país que subsidia la devastación y no la conservación, su dueña se vio obligada a vender.
De ahí que al ver estacionarse un camión y desembarcar una máquina que fue directo al río sin que nadie supiera quién la autorizaba y qué haría en el río, comenzaron a llegar vecinos y vecinas, se activaron las redes de fiscalización, concurrió el municipio, y se descubrió que al parecer la Dirección de Obras Hidráulicas había decidido instalar una estación de medición fluviométrica en el lugar, sin informar al territorio ni a la autoridad política, ni a sus organizaciones.
Cabe resaltar que al llegar cada vez más vecinos, los trabajadores fueron mandatados finalmente a retirarse del lugar y la comunidad rellenó la socavación iniciada por la máquina, no sin antes observar que el trazado alcanzado a desarrollar se parecía mucho más a un canal para direccionar las aguas que abastecen al humedal, donde anidan cientos de aves y encuentra su casa flora y fauna local, hacia otro destino.
Margarita Fernández, una de las vecinas concurrentes, señala que “no se va a permitir más intervención en el río, eso ya se había zanjado hace años con la autoridad y ahora toca hacerlo cumplir”. El escenario se ve más complejo aún, toda vez que hace solo dos semanas la empresa CARSAL devastó la flora nativa emplazada un par de kilómetros más arriba en la ribereña franja fiscal, y sus máquinas no han cesado labores pese a la flagrante y reportada irregularidad. Del mismo modo, se han multiplicado las denuncias a CONAF, que bajo el pretexto de falta de financiamiento, no ha evitado la continuidad del atentado ambiental.
Fuente: Comunicaciones Valles en Movimiento