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A mi madre Ana Ester Castillo Rojas a 11 años de su partida

“No hay muerte, hija. La gente muere solo cuando los olvidamos”,  “Si puedes recordarme, estaré contigo siempre”. (Isabel allende)

Ya han pasado 11 años desde que mi madre y yo nos separamos físicamente. Sin embargo, su presencia sigue viva en mi persona. Y como lo he venido haciendo desde que ella partió dedico mi  homenaje sencillo y cariñoso a la mujer que me dio la vida y de la cual  siempre tendrá las mejores palabras de mi parte.

Esa  madrugada en que ella partió y dejó su recuerdo permanente  en nuestra casa  todo este tiempo se ha convertido en un verdadero  “RENACER”.        Pues ,a cada instante renace la mujer ,la abuela, la amiga , la conocida, la hermana, la prima , la tia la vecina y la MADRE que ella fue y en ese renacer de madre puedo recordar con seguridad que en numerosas ocasiones ELLA fue mi  almohada, mi bastón,mi consejera ,mi compañera de ruta,pero por sobre todo fue MI ESPERANZA y que  gracias a ella,  se ha podido  sobrellevar  su ausencia.

Esperanza que también  con el tiempo me llevó a pensar y sentir que ella en un corto plazo se convertiría en el ANGEL DE LA GUARDA que todos deseamos tener.

Siempre he agradecido a Dios la madre que me regaló. Porque gracias a eso de ella  aprendí a tenderle una mano a quien lo necesitaba, aprendí amar a los demás  y aprendí a estar con el sufrimiento de los más débiles.

Las madres nos enseñan muchas cosas en la vida. Nos enseñan a caminar, nos enseñan a hablar,nos enseñan a cocinar, nos enseñan a defendernos, nos enseñan a ser mejores seres humanos  y nos enseñan a amar.

Pero una cosa no nos enseñan nuestras madres y lo que ellas  no nos enseñan es “A ESTAR SIN ELLAS”  porque cuando su figura nos falta no hay palabras de consuelo ni medicamento alguno que nos ayude a sobrellevar la tristeza que implica su partida. No existe un paño mágico   que pueda enjugar y secar del todo nuestras lágrimas. Porque con ella se va parte de nuestra vida. Una madre que ama a sus hijos se convierte en una joya invaluable y cuando logras perder esa joya la brújula de tu existencia desaparece. Y ahí, justo ahí, está el desafío más grande de una hija RECUPERAR  LA FORTALEZA y mantenernos firmes ante su ausencia porque dentro de todo lo que ellas nos enseñan también nos enseñan a ser fuertes y valerosos ; si nos derrumbamos y caímos a ese hoyo sin fondo del que no podemos salir les habremos fallado.

El alma de mi madre SIEMPRE ESTA PRESENTE aun cuando su cuerpo físico no lo pueda ver ni tocar, su espíritu  sigue  vivo con fuerza en mi corazón. Jamás podría olvidar quien fue y todo lo que me entregó  mi madre  porque conmigo quedaron  SUS RECUERDOS,SUS VIVENCIAS,SUS PALABRAS Y SUS ENSEÑANZAS.

Gracias maestra de la vida.

Gracias por ser mi referente y enfrentar de mejor manera las vicisitudes de la vida.

Gracias por enseñarme a ser quien soy y seré los años que me queden.

Gracias por aprender a ser feliz con lo que tuvimos en vida mientras estuvimos juntas.

Gracias por convertirte hoy en ese ángel de la guarda.

Gracias ,una vez mas ,por permitirme ser tu hija.

 “Una madre nunca muere , sólo deja su envoltura terrenal y sube a Dios en espiral de nubes porque una madre es inmortal”

Hoy 23 de enero de 2020 levanto una oración a Dios por haber bendecido mi vida con la amada presencia de mi madre mientras estuvo acá en la tierra y que ella sea la luz para lo que me quede de vida.

MI MADRE FUE EL MEJOR REGALO QUE DIOS ME DIO Y LA FLOR MAS BELLA QUE JAMÁS CONOCÍ.

 TODO LO QUE SOY SE LO DEBO A MI MADRE

Tu hija que JAMAS dejará de “AMARTE Y RECORDARTE”

CARMEN GALLEGUILLOS CASTILLO

Prof. de Estado de Educ. Gral Básica

OvalleHoy.cl