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A río revuelto, ganancias de pescadores

Este título me pareció perfecto para la siguiente analogía que me permitiré hacer, pues como bien se sabe, este refrán popular se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones, hechos o acontecimientos en donde “reina” el caos, el desorden, las desavenencias o confusiones, ya que en ese momento tienden aprovecharse para sacar algún rédito o ganancia.

Esta frase puede interpretarse de varias formas, pero la que creo que es la más atingente a lo que plantearé a continuación es que debemos ser cautos y estar atentos a las personas oportunistas que buscan sacar beneficios de los males ajenos y con ello me quiero referir a lo que han realizado algunos sectores y partidos políticos en especial el Partido Comunista y el Frente Amplio; ya que se organizaron para promover la falsa idea de que en nuestra actual Constitución se encontraría el origen de todos los males de la Nación y que para poder resolverlos, sería indispensable eliminar nuestra Carta Magna actual.

Estos han tratado de “camuflar” lo que ellos querían hacer si hubiesen sido Gobierno, que es la asamblea constituyente y cambiar de plano nuestra Carta Magna con las demandas ciudadanas, como si cambiar nuestra Constitución solucionara todos los problemas y fuera casi una lista de deseos. Nuestra Constitución, es un instrumento que sirve precisamente para proteger y defender las libertades de las personas frente al poder del Estado entre otras cosas. El querer introducir éste cambio, al cual la ciudadanía le dijo NO por amplia mayoría en las elecciones del 17 de diciembre del 2017, dándose una diferencia de 9% entre los candidatos, es de una mezquindad política inmensurable.

Resulta curioso que la actual oposición, diga que la Constitución es antidemocrática, cuando fueron ellos el 17 de septiembre de 2005, quienes hicieron eco de las siguientes palabras pronunciadas por el entonces Presidente Ricardo Lagos al decir que “Este es un día muy grande para Chile. Tenemos razones para celebrar. Tenemos hoy por fin una Constitución democrática, acorde con el espíritu de Chile, del alma permanente de Chile; es nuestro mejor homenaje a la independencia, a las glorias patrias, a la gloria y a la fuerza de nuestro entendimiento nacional”; por lo que resulta difícil entender que después de un poco más de 10 años se escuchen discursos totalmente distintos de quienes fueran Ministros del Presidente Lagos y que por lo demás plasmaran su firma en dicho texto, como son por ejemplo: Nicolás Eyzaguirre Ministro de Hacienda por aquel entonces y que en el último tiempo señalara que: “el tipo de pan, de techo y de abrigo y a quien le llega, depende del marco constitucional”, declaración que me parece francamente además de aberrante de una irresponsabilidad suprema.

Es curioso que algunos de los principales actores de promover este cambio en el marco constitucional aparezcan plasmando su firma y dándole teóricamente desde ahí en adelante un tinte absolutamente democrático y que al tiempo de hoy vengan en desconocer esto. Solo por nombrar algunas personas, me recuerdo a Francisco Vidal (Ministro del Interior); Yasna Proveste (Ministra de Planificación y Cooperación); Sergio Vitar (Ministro de Educación); entre otros.

Además me parece loable decir que nuestra Carta Magna ha sido modificada desde sus orígenes no sólo el año 2005, que es quizás el más recordado por el despliegue mediático que tuvo por aquellos años y que me referí con anterioridad; sino que se le han realizado importantes reformas a lo largo de éstas 3 décadas, modificándose en el año 1989, 1991, 1992, 1994, 1996, 1997, 1999, 2000, 2001, 2003, 2005, 2007, 2008, 2010, 2011 y 2012. Lo que ocurre que la modificación del año 2005 como dije anteriormente es la más recordada no sólo por su despliegue mediático; sino porque por ejemplo disminuyó el período presidencial de 6 a 4 años, eliminó a los Senadores vitalicios y designados, aumentó las facultades fiscalizadoras de la Cámara de Diputados, se le entregó al Tribunal Constitucional la resolución del recurso de inaplicabilidad, entre otras cosas.

Debemos tener muy presente y en claro que la Constitución no es una lista de deseos, es un cuerpo legal serio, que vela por las libertades de todos nosotros y nos protege de los posibles abusos del Estado, el querer cambiarla por ejemplo por el conflicto que se ha generado por los sueldos de los Ministros y altos cargos públicos, aquí la Constitución no tiene nada que ver, pues esto está regulado por el Decreto N°249/1974 y por la Ley anual de presupuesto y para modificar o reducir los salarios de ellos no es necesario una nueva Carta Magna, sino sólo voluntad política por parte del Congreso para la reducción de las diferentes dietas.

 Misma situación que ocurre con el actual sistema de pensiones, pues éstas no están en la Constitución, sino en el Decreto de Ley N°3.500 y si lo que se busca es una reforma, una mejora o un cambio al sistema de pensiones que dicho sea de paso es necesario, sólo se requiere la voluntad política tanto del Presidente de la República para que haga y envíe un proyecto de Ley al Congreso y que éste último lo apruebe para generar éste cambio; por lo que tampoco se necesitaría cambiar la actual Constitución.

Igual escenario es la que ocurre con el actual sistema conformado por Fonasa y las Isapres, pues están reguladas por Ley, por la Ley N°18.933 y no por la Carta Magna, así que de querer reformar, mejorar o cambiar el sistema no es necesario como lo he dicho anteriormente desechar nuestra actual Constitución y para iniciar un proceso de reformas de este orden, se puede hacer mediante potestad del Presidente de la República o mediante Ley.

Idéntico contexto es la que ocurre con los precios de los medicamentos, pues es falso que la única manera de regular su precio, sea por la vía de una nueva Constitución, ya que las farmacias, droguerías, botiquines, almacenes farmacéuticos, depósitos autorizados, entre otros, están regulados por el Decreto 466 de 1985 y los medicamentos se encuentra regulados en el Código Sanitario otro cuerpo legal distinto de la Constitución, por lo que el afirmar algo distinto es engañar a las personas.

Misma realidad ocurre cuando se quiere hablar respecto tanto al sistema de trasporte, como a los servicios eléctricos, éstos tampoco están regulados en nuestra Constitución, sino en las Leyes N° 20.378 y 20.936 respectivamente. Así las cosas, podría estar latamente refiriéndome a las diferentes demandas ciudadanas legítimas en fondo pero no en la forma en que se han llevado a cabo y despejando las mentiras que se han tratado de impulsar, a través de las demandas sociales al intentar introducir aspiraciones propias de partidos que a éstas alturas son prácticamente antidemocráticos, porque no respetan lo que se eligió democráticamente por la mayoría, llamando a la “desobediencia civil” y que en definitiva, no velan por los intereses de los que dice representar, no nos mientan más, seamos justos y trasparentes, Chile quiere y necesita paz y verdad.

Susana Verdugo Baraona

OvalleHoy.cl