Adiós 2020.

Es innegable que el año 2020, es y será un año difícil de olvidar, pues es un año que tiene lamentablemente una carga negativa per se por todos los acontecimientos vividos a nivel global y personal. Año que estuvo lleno de ajustes, improvisaciones, aprendizajes, dolores, angustias, miedos y alegrías, un año de verdaderos extremos y contrastes, un año para crecer y reflexionar.

El año 2020, trajo a nuestras conciencias, la importancia de las libertades que gozábamos día a día, la familia, el trabajo, los amigos, e incluso el simple hecho de poder decidir si queríamos o no salir de nuestros hogares, cuestión que habíamos dado por sentado, pues era algo de nuestra vida diaria. Pero este año que pasó nos demostró que no podemos dar por sentado nada. De un momento a otro la vida nos puso esta encrucijada de no poder estar físicamente con nuestros seres queridos porque están en otra región o incluso en la misma ciudad pero en otra casa y al tener que cumplir con las disposiciones de la autoridad sanitaria estábamos tan lejos como cerca.

Es un año en que muchos nos dejaron y no pudimos despedirlos como nos hubiese gustado a causa del virus, fuera que su partida tuviera o no como causa el mismo, fue un año en que miles de compatriotas perdieron sus fuentes de ingreso, pasaron necesidades, un año que era como jugar a la ruleta rusa, en donde quienes tenían trabajos precarios e informales, vieron como única forma de proveer a sus familias el sustento el salir a trabajar igual con cuarentena o no, a riesgo de ser sorprendido transitando sin permiso o peor aún de contagiarse.

Año en que las cosas que habíamos dado por sentadas como el poder reunirnos con amigos a tomar una taza de café en nuestros hogares, el abrazar a nuestros adultos mayores o andar de la mano en la calle libremente entre otras debimos posponerlas por seguridad tanto de ellos como de nosotros. Sin embargo, quisiera pedirles que empecemos este nuevo año 2021 con esperanza y entusiasmo, que busquemos en nuestro interior la llama de la ilusión y la alimentemos con fuerza y tenacidad, para mantenerla encendida a lo menos los 365 que nos esperan. Que cuidemos y nos cuidemos tanto por nuestros seres queridos como por nosotros, que aprendamos a sonreírnos con los ojos, porque el poder de una sonrisa es incalculable, que les hagamos cosquillas a nuestros niños, que no sólo oigamos a nuestros adultos mayores, sino que los escuchemos.

Utilicemos el tiempo que dedicamos a la introspección en pulir nuestros dones y fortalezas, ayudando al prójimo incluso a uno mismo en aquellas áreas que podríamos mejorar como persona, mantengamos los actos de solidaridad a escala global que se presentaron durante esta pandemia y no perdamos el humor, humor que es muy importante para mantenernos optimistas y con un sistema inmune alerta, alimentemos tanto el cuerpo como el alma de manera sana, de manera equilibrada, tratemos de hacer ejercicio, no es necesario salir a correr (bueno si es que se nos permite salir) o hacer bicicleta, existen otras formas de hacer ejercicio en casa, pero lo más importante de todo no demos nada por sentado.

Digan te quiero o te amo o lo que sientan a sus hijos, nietos, amigos, esposo, no se lo guarde, si tiene un conflicto con una persona háblelo de manera respetuosa, porque no hay mejor manera de entenderse y solucionar los conflictos que ésta, se sentirá aliviado y aspiren a mirar siempre la mitad del vaso medio lleno que medio vacío así enfrentemos la incertidumbre que aún nos trae este nuevo año, con esperanza, anhelo y reflexión. Les deseo a todos un muy buen año.

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl