InicioultimasOpiniónAdmiradora desconocida me dejó el ego por allá arriba

Admiradora desconocida me dejó el ego por allá arriba

Ha sido una mala mañana para mí y cuando camino por Ariztía, cabizbajo, me detiene una dama desconocida.

– Perdone la patudez, pero hace tiempo que quería decirle que me encantan sus cuentos – dice con inesperado entusiasmo.

– Muchas gracias, muy amable… – balbuceo confundido.

Y añade sin dejarme hablar:

– Me gustó mucho ese de los cocheros, es muy bueno. Mi mamá siempre me llevaba de niña a ver a los cocheros a la Alameda… Me gustó mucho. En general me gustó la mayoría de los que salen en un libro de tapa azul. No me acuerdo como se llama..

– Cuentos, se llama Cuentos – le digo.

– Ah, ya. También me gustó mucho ese que se llama Un Cóndor en el Cielo. Es que mi papá era profesor rural y le dolió mucho cuando lo jubilaron. Ese cuento me interpreta mucho.

– Sí, ese es un cuento que también me gusta – admito.

Antes de marcharse, feliz por el encuentro y por haberse atrevido a hablarme (¿Tan adusto parezco a quienes no me conocen?), me toma una mano y me dice:

– ¡Y cuando va a seguir escribiendo sus artículos en El Día?, yo me los leía todos. Llévele mis saludos a su esposa, que es una mujer admirable.

Me comprometo a volver a escribirlos y a llevarle sus saludos a la Gorda, mi esposa.

Y me voy feliz, estimulado por los elogios de esta admiradora desconocida que me ha hecho olvidar de mis problemas y me dejado el ego como fuego artificial, por allá arriba. Bueno, de eso vivimos los escritores: de los elogios ¿no?

Cuando la Gorda ve mi sonrisa llegando a casa, pregunta de inmediato:

– ¿Que tanta sonrisa… que te pagaron?

Mario Banic Illanes

Escritor

Nota del Autor:

Este comentario lo publiqué el 3 de enero del año pasado en mi Facebook. Y como se ajusta a mi actual estado de ánimo en el que necesito que me estimulen el ego, lo vuelvo a publicar.

OvalleHoy.cl