Nuestra poetisa, Gabriela Mistra, escribió el siguiente poema un 12 de abril de 1922 y a la vez éste, refleja como Gabriela creaba sus poemas. Ella nos dice, “corrijo bastante más de lo que la gente puede creer…”, ya que, le modificó en tres ocasiones y por ello, en Antología ( Zig-Zag,1940) elimina la séptima estrofa y aparece el texto definitivo.
La lluvia lenta (fragmento).
Esta agua medrosa y triste,
Como niño que padece,
antes de tocar la tierra
desfallece.
Afirma que “el agua es ágil y no lleva memoria consigo” es “el agua que se da sin romperse, única dación sin dolor, que puede ser en la altura la de los ángeles”.
Ella estaba consciente de que esta región no es muy favorecida con este vital elemento y por eso en su escrito “Una provincia en desgracia: Coquimbo” expresa que el campesino “en esta provincia emigra, además, por la sequía”. ”Lo menos que el hombre puede hacer por la tierra es la distribución racional de las aguas, conducir el elemento maravilloso, en sabia red de canales. Toda cultura empieza por la tierra”. Referente a ese conocimiento empírico, podemos reafirmarlo a través de estudios científicos que nos dicen que “esta zona está en la franja latitudinal que recibe la influencia “intermitente” del anticiclón del Pacifico, que corresponde al centro de Alta Presión que impide el ascenso de masas de aire húmedo en altura, limitando con ello toda posibilidad de condensación y formación de nubes, es científicamente sabido que esto impide la entrada de frentes productores de lluvia”.(extracto; Las Sequías en Chille, Causas, Consecuencias y Mitigación. Univ. Católica de Chile, página 27.).
Es por eso que nosotros hemos insistido en que debe diseñarse un programa de reconversión agrícola con apoyo estatal para crear una agroindustria asegurando un mercado externo y una reforestación de especies nativas (la región puede reforestar 750 mil hectáreas evitando con ello que los suelos se sigan erosionando y desertificando) con aprovechamiento industrial o de forraje para animales.
Porque debemos recordar que los recursos naturales de un país no garantizan su desarrollo ni el bienestar de sus habitantes. Lo fundamental es la capacidad de administrar estos recursos, en este caso, el agua, en forma correcta y ello nos permitiría desarrollarnos social y económicamente. La OCDE el 2012, señalo que la “crisis del agua” obedece en gran medida a un problema de administración y que es la falta de gobernabilidad, administración y financiamiento lo que impide que el agua se transforme en un motor de desarrollo y de reducción de la pobreza.
Octavio Álvarez Campos
Profesor de Historia y Geografía
Coquimbo