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¿Apruebo o Rechazo?

Estamos ad portas de la más grande y sentida participación ciudadana en un proceso  histórico para darnos una verdadera Constitución Política. Digo verdadera porque, lisa y llanamente, el actual texto constitucional que nos rige carece de toda legitimidad en su origen.

En efecto, su redacción fue encargada – sin preguntar a nadie – por el dictador Augusto José Ramón Pinochet Ugarte a un pequeño grupo de personas, en plena ocupación militar de nuestro país: “…estamos en guerra, señores …”, vociferaba a diario este personaje.

No hubo registro electorales ni participación ciudadana en su discusión y redacción, salvo en el pequeño grupo de expertos constitucionales afines al oprobioso régimen militar.

Por el contrario, éramos testigos de exilio, tortura, cárceles secretas, persecución, degollados y jóvenes quemados vivos en las calles  y muchos otros graves atropellos y abusos.

Eran los tiempos en que un presidente de la Corte Suprema de Justicia se quejaba: “… me tienen curco los detenidos-desaparecidos…”.

Sí debo reconocer el tremendo éxito económico de la dictadura. Innegable, pero para unos poquitos. Piense en los dueños de las AFP y las ISAPRES. Los empresarios que compraron a precio de huevo ciertas empresas estatales. Los que hicieron pingues negocios con la educación, el agua, la salud y las carreteras.

Verdadera milagro económico para que alguien terminara con una cuenta de casi 30 millones de dólares en tal Banco Riggs. En fin, para qué seguir.

Este texto constitucional, hecho aprobar mayoritariamente un 18 de septiembre de 1980, se dictó para enfrentar las numerosas resoluciones de organismo internacionales por el nulo respeto de los derechos humanos y también para pavimentar el camino que permitiera a Pinochet prolongar su auto otorgado mandato. De nuevo, un pequeño grupo de los suyos, lo nombró como candidato único con la intención que  finalmente cumpliera 24 años en el poder. En el plebiscito del miércoles 5 de octubre de 1988,  con  casi 7 millones y medio de ciudadanos participando, la inmensa mayoría dijo NO al dictador. Al día siguiente, un diario capitalino tituló:

Ahora, este domingo 25 de octubre, se nos convoca para votar libre y plenamente informados por el Apruebo o el Rechazo respecto de la ley fundamental  de todo Estado la cual define la organización de su sistema económico, político, social y jurídico estableciendo los derechos básicos y garantías de cada persona.

Al llevar su propio lápiz de pasta azul no sólo estará respetando las medidas sanitarias para evitar contagios COVID-19 sino que también, al hacer las simples rayitas verticales en las opciones  correspondientes de los dos votos recibidos, estará borrando todo vestigio y olor de un genocida.

Por lo expuesto,  invito a participar y marcar las alternativas correctas que nos permitan organizar una sociedad más justa, más feliz, más sana y respetuosa de todos y todas.

Iván Anticevic B.

Profesor

OvalleHoy.cl