Hoy se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, fecha que encuentra a Chile con una de las tasas más altas de tabaquismo a nivel mundial: un 40% de la población fuma y 16 mil personas mueren cada año por enfermedades relacionadas al tabaco. Por ello es urgente implementar políticas que ayuden a bajar estos niveles. Pero, ¿qué tan efectivo es el empaquetado genérico de las cajetillas y productos de tabaco?
Más de 10 años han pasado desde que Chile ratificara el Convenio Marco para el Control del Tabaco, un tratado mundial de salud pública negociado bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una década en la cual se ha avanzado en la regulación relativa a la publicidad y el consumo del tabaco, con diversas leyes y decretos que abordan el tema.
Sin embargo, para los expertos de Chile Libre de Tabaco, nuestro país aún está atrasado en políticas de advertencias sanitarias frente a este tipo de productos y sería un muy buen paso avanzar con la política del empaquetado genérico de cigarrillos, tal como lo ha hecho Australia desde hace varios años, con excelentes resultados. Esta medida implicaría, entre otras cosas, aumentar el tamaño de la advertencia (a 65% o 75%), estandarizar la gráfica para todas las marcas de cigarrillos y cubrir las cajetillas sólo con colores oscuros.
Dentro de este contexto, la celebración del Día Mundial Sin Tabaco 2016 lleva como eslogan ´Prepárate para el empaquetado neutro´, el que de alguna manera corrobora la importancia de esta política que no ha logrado ser implementada en Chile y que sólo ha alcanzado nivel de proyecto de ley, la cual fue aprobada en el Senado y hoy se encuentra a la espera de ser discutida en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
En tema de regulaciones, hoy rige el Decreto 88 del Ministerio de Salud, que entró en vigencia en mayo de este año y se extenderá hasta mayo de 2018, en donde se establecen nuevas advertencias sanitarias y con claras normativas gráficas para su uso en envases de productos de tabaco, tanto de producción nacional como importados. Este señala, entre otras cosas, que las advertencias deberán ser impresas, no removibles, y que deben ocupar ambas caras principales del envase en un 50% de su tamaño, en donde se pueden poner entre 2 y 6 imágenes.
DISEÑO ANTITABACO
Para la docente de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad del Pacífico, Carmen Gloria Contreras, es bastante poco lo que incide hoy la publicidad para que la gente no fume. “Creo que la gente fuma o deja de hacerlo por una cosa de contagio de grupo, más que por lo que pueda aportar el diseño o si la marca va más grande o más chica, o si va con determinados colores o por el atractivo de la cajetilla. Creo que hay otras medidas mucho más efectivas para el control del consumo del tabaco”, asegura.
En este sentido, la experta en Comunicación Visual piensa que nuevas medidas como las que rigen actualmente no causarán gran impacto. “Creo que es más de lo mismo y me parece que se está perdiendo un poquito de plata y de tiempo. Creo que la gráfica y el diseño, como la comunicación visual, no tienen un gran aporte en el desincentivo de cualquier vicio. Tal vez sí en el inicio de las campañas, como apoyo y colaboración a otras medidas para la toma de conciencia del problema, porque creo que cuando se ingresaron las fotografías en las cajetillas sí tuvo un gran impacto. A mí personalmente me impactó tanto cuando pusieron a un señor con laringectomía –que es lo que más me asusta del cigarro– que de verdad me cargaba mirarlo. Pero luego dejas de verlo. Llega un minuto en que ya lleva tanto tiempo ahí, que ya no lo ves, porque como que se hace parte del paisaje o bien compras una cigarrera y sigues fumando”, comenta.
Asimismo, tampoco considera una medida efectiva el empaquetado genérico o neutro que plantea la OMS. “Me parece que las leyes que se han establecido están bien. Si a pesar de ellas la gente sigue fumando es porque hay vicio de por medio y tal vez dejen de hacerlo cuando se enfermen. Es como tratar de que se acabe la delincuencia a través de afiches. Eso es ilusorio”, indica.
Entonces, ¿cuál sería el aporte del diseño al desincentivo del consumo del tabaco? Carmen Gloria Contreras considera que es importante que las campañas apunten a la prevención, pero éstas van más allá de las medidas relacionadas con las cajetillas. “Hay que pensar que la cajetilla es un soporte pequeño, por lo tanto, poner más advertencias en un soporte pequeño como ése no aportaría mucho más para bajar la cantidad de fumadores”, agrega la diseñadora.
Por otro lado, afirma que desde el plano de la comunicación visual y de la persuasión, para los jóvenes poner las marcas o no ponerlas es una pelea inútil. “Acá da lo mismo como se llamen los cigarros, si tienen logo o no. Por eso creo que el empaquetado neutro es inútil. Además, cuando ya tomaste la decisión de comprarte una cajetilla de cigarros, ya estás fumando hace rato. Por eso que para desincentivar el consumo en nuevos grupos no pasa por el empaquetado de la cajetilla o por el lado de la comunicación visual. Puede ayudar en una mínima porción”, sentencia.
La experta cree que la prevención va por otras áreas. “Creo que pasaría por medidas como no dejarlos fumar cerca del colegio, no venderles cigarros en los kioscos cercanos a los colegios, no dejarlos fumar dentro de las discoteques, cerrando los espacios donde ellos puedan tener contacto con el cigarro y promoviendo el deporte y la vida sana, para que tengan claro que esto es algo que les hace mal”, precisa.
Por eso valora las medidas legales tomadas en el país que apuntan a cuidar a los no fumadores. “Eso me parece súper legítimo y cualquier fumador lo entiende y acepta. Que se diga que no se fume en una sala donde hay otra gente que está respirando tu humo, toda la razón. Entonces hemos llegado a un punto en que a nadie se le ocurre prender un cigarro en una reunión o dentro de un restaurant. Es impensado. Te levantas y vas para afuera, lo que ha hecho que uno efectivamente fume menos porque se te incomoda el momento de fumar. Para los que somos fumadores sociales nos sirven mucho ese tipo de medidas, porque hacen que te des cuenta de que son las 7 de la tarde y no te has fumado ni un solo cigarro en todo el día. Se ha desincentivado el uso del tabaco; mucha gente dejó el cigarro porque lo han hecho por el camino de coartarte la libertad como fumador y de arrinconarte socialmente. Creo que lo que se ha hecho estuvo bien”, recalca.
No obstante, cree que aún hay espacios para el aporte del diseño y que dentro de lo que hoy rige podría incrementarse la frecuencia en el cambio de las imágenes de las cajetillas. “Es efectivo que cuando se introducen medidas, como fueron los empaquetados neutros en Australia o las fotografías en cajetillas en Chile, efectivamente influyó. Pero creo que si las cambiaran más seguido podría ser más efectivo. Cada dos años es mucho, porque si me preguntas qué hay hoy en día en la cajetilla, no tengo idea. Y eso que yo fumo. Uno se acostumbra a la imagen después de comprar equis cajetillas al mes”, reconoce.
Adicionalmente, la experta en Comunicación Visual señala que es necesario hacer un buen estudio que apoye la elección de otras imágenes más cercanas a las personas. “Se deben incluir imágenes que reflejen sus verdaderos miedos o preocupaciones respecto a las consecuencias del cigarro y apuntar bien esa campaña a ello. Con imágenes no abstractas, sino específicas y que no causen además rechazo, sino que la reflexión. Al mostrar imágenes asquerosas terminas por no verlas y no produce la necesaria reflexión. Pero si te muestran cosas para que las veas como un espejo y que realmente te pueda pasar, sí es válido”, acota.
Por eso, desde el punto de vista del diseño, la docente de la Universidad del Pacífico no se enfocaría tanto en la restricción a las marcas. “Trabajaría en la búsqueda de una buena imagen que de verdad impacte a los usuarios y tal vez en una frase que provoque una mejor reflexión. Porque a los eventuales nuevos grupos de fumadores no creo que les importe mucho mostrarles guaguas con oxígeno, porque eso generalmente se enfoca a mujeres adultas y embarazadas. Además que está tan socializado lo mal que hace fumar estando embarazada, que de verdad no creo que cambie mucho. A menos de que esté enfocado a públicos muy ignorantes o que tienen muy poco contacto con las comunicaciones, y eso ocurre muy poco ahora”, concluye la diseñadora.