Cambio de mando

Ahora que las elecciones se realizan tras la reforma que impulsó el Presidente Sebastián Piñera en su primer Gobierno, en el mes de noviembre y de requerirse convocar a una segunda elección porque en la primera, no se obtuvo la mayoría necesaria, se realiza en el mes de diciembre. Parece absurdo y poco práctico el tener que esperar hasta el 11 de marzo como fecha para el cambio de mandato presidencial, pues el Gobierno saliente, claramente en el mes de febrero ya no tiene ni energías, ni ganas de hacer nada, es más se dedica a dejar “apernados” a sus amigotes de siempre y entre el arrebato legislativo y la desazón de tener que dejar nuevamente el Gobierno, esto les produce una cólera que lo único que le acarrea a cada uno de nosotros malestares futuros, pues la decisiones que se toman en éste período son puros gustitos personales y no mira el bienestar de la comunidad y el País.

Antes cuando las elecciones se realizaban en el mes de diciembre y enero si era necesario, se entendía que el Presidente electo asumiera su cargo en el mes de marzo, pues tenían menos de 2 meses para armar su equipo de trabajo; pero hoy por hoy son más de dos meses con los que cuentan para reunir a quienes considera más idóneos para que lo acompañen, por lo que resulta absurdo el mantener tal abultado período de tiempo entre el Presidente saliente y el entrante.

De hecho sería de lo más conveniente y razonable, que se adelantase el cambio de mando para el último día de enero, pues así en el mes de febrero la administración entrante podría aprovechar el mes de descanso para instalarse y terminar de afinar sus equipos de trabaja, así una vez comenzando uno de los meses críticos del año como es marzo y que la mayoría han retornado de sus vacaciones, éstos estén ya más familiarizados con sus cargos y se comience con el pie derecho.

Esto sería lo óptimo no sólo por un tema de familiarizarse con el cargo; sino que también le estaríamos “ahorrando” al Estado una cantidad importante de recursos y esto lo digo a raíz de que si se cambiase el traspaso del mando presidencial para final del mes de enero, ello también implicaría el tener que mover la fecha de toma de posesión de los parlamentarios y aquellos que no salieron electos y que en la actualidad ocupasen algún escaño no podrían irse de vacaciones tranquilamente sin tener que recibir un mes adicional de su dieta parlamentaria, la que sería traspasada a aquel parlamentario entrante y como en el mes de febrero no hay trabajo legislativo, los entrantes y que son miembros nuevos, en éste mes que en nada entorpecería ni atrasaría la labor legislativa puesto que no se legisla, podrían ponerse al corriente de cómo funciona el Congreso, podrían tomar clases para aprender y estar así preparados para cuando en marzo se retome la función legislativa. Después de todo se supone que los parlamentarios electos (nuevos) tuvieron suficiente tiempo de descanso desde que se efectuó su elección en el mes de noviembre hasta la fecha de finales de enero que anteriormente he propuesto que sería la más óptima.

Puesto que además resulta complejo el pedirle a un Gobierno saliente que haga su pega, que ha decir verdad no debiese ser así, pero lo es y si a eso le sumamos que por lo general buena parte del país está saliendo de vacaciones se complica mucho más el panorama. Por lo que el pensar adelantar la fecha en que asuma tanto el Presidente entrante como los parlamentarios tomen posesión de sus cargos, no resulta descabellado, pues nos encontraríamos frente a una administración renovada y no desgastada que ya no le queda nada por hacer más que contar los minutos para salir, sino que estaríamos frente a un Gobierno que tiene las ganas y la energía de trabajar y más si en su primer mes en el cargo el resto del país se encuentra de vacaciones porque así cuando cada uno vuelva a su rutina encontrara el comienzo de tiempos mejores.

 

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl