Sr director:
Ud pregunte a sus amistades que cumplieron con el servicio militar, desde siempre si lo acontecido es diferente y fuera de la regla. Tengo amigos que lo hicieron a fines de los 80 y el «aporreo» siempre ha sido así o peor.
De qué se admiran… Quizás la admiración sea porque las amistades de los conductores de tv y dueños de medios solo pasaron por la Escuela de Suboficiales y, allí ni de broma habría habido un comportamiento semejante.
Acaso nos admiramos que el comandante Fuentealba salga libre de la justicia civil y, que quede el juicio de la justicia militar, a sabiendas cómo ha actuado históricamente, si llegase a pasar algo distinto a lo ya acontecido, recién allí habría algo de asombro, sino, solo asentir y decir, «es lo que hay».
¿Debemos asombrarnos que los medios locales den por ganador al delfín del destituido, al que no se le cae la cara de vergüenza de andar haciendo campaña por su sucesor con tal de revivir el enclave de prevendas y favores que devolverá a sus familiares las horas extras y sueldos mal habidos. No, no hay necesidad de asombro, quizás de malestar de tanto/a que le da la mano y no le genera repulsión?.
El asombro viene de los mismos que después explican el Estallido como un acto delictual y no como el hartazgo de todos estos hechos que se acumulan y hacen reaccionar a las mayorías que permanecen quietas, malamente quietas mientras campea el abuso y la usura que nos impide la vida digna que debiera ser la aspiración de todo gobierno local y de toda propuesta gubernalental y no andar enredados en quién pone mas mano dura contra quienes entraron invitados por el «cuasi santificado de Cúcuta».
Fernando Julio Caiceo
Columnista
