Señor Director:
Hace mucho que no escribo a su medio y claro está que esta vez lo hago muy molesto, incluso, aunque mi opinión no cambie las cosas, pero servirá para que abramos los ojos y pensemos un momento en que todo esto redunda siempre en el mas pobre, aquel que no tiene como movilizarse y que está obligado a subirse a una locomoción colectiva.
Es cierto que esta carretera nos traerá mayor seguridad en nuestro desplazamiento, ahorro de tiempo, tranquilidad en la conducción y otra serie de beneficios, pero las alzas de pasajes no me parece bien, quizás habrá sido una forma desmedida, porque si sacamos la cuenta el aumento del pasaje, principalmente a los microbuseros, con seis personas a bordo ya están cubriendo el costo, lo demás, «negocio redondo» y es ahí dónde al público común y corriente le duele, siempre el pobre termina asumiendo los costos.
Generalmente los buses transitan con su capacidad al máximo incluso con gente de pié y si multiplicamos los 800 de aumento por 30 pasajeros, cuánto nos arroja? cree Ud., se ajusta la medida si solo gastarán cuando mucho seis mil pesos la vuelta y la diferencia? o sea, ganancia para las empresas de buses, ellos deben estar felices con este nuevo sistema.
Lo que pagarán en peaje lo ahorrarán en el gasto de combustible, con mayor razón si están habilitadas las dos pistas. Es mi humilde opinión y ojalá la ciudadanía despierte y se manifieste.
atentamente:
Jaime Rodríguez Herrera