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Carta al director: Reflexiones de una ovallina austral

Sr Director:

Soy ovallina, hace años vivo en la Patagonia chilena, en Puerto Natales, cambiando el paisaje del norte chico por el sur austral. Me desempeño en asesorías en fomento productivo, cooperando con emprendedores y empresarios en aras de desarrollar sus ideas y proyectos. 

Por razones laborales y de formación he tenido la oportunidad de capacitarme en el extranjero y en cada uno de los países que he visitado, el mejor recuerdo ha sido vivenciar la identidad de los lugares, descubrir su gente a través de sus tradiciones y costumbres, siendo una experiencia única e inolvidable que permanece como un recuerdo vivo y que hoy me licencia a reflexionar acerca de mi ciudad natal. 

En este contexto, me pregunto si los ovallinos saben qué tipo de ciudad quieren. En perspectiva y desde una primera mirada, puedo observar los grandes recursos con los que cuenta, rica en recursos naturales, días soleados, un orgulloso pasado indígena, escenarios agrícolas y valles por explorar, todas materias primas esplendorosas para el desarrollo del turismo de intereses especiales. 

El eclipse de julio 2019 puso a la IV región en el escenario mundial, Ovalle y sus alrededores pudieron mostrarse al mundo revelando sus ventajas competitivas de cielos prístinos, dar valor al paisaje nortino y a una oferta astronómica inconmensurable, que estoy segura, nos puede recompensar protegiendo el crecimiento de nuestro territorio, indicando un nuevo comienzo en nuestras propias vidas y las futuras, hacia un destino “Ovalle, 360 días de sol”. 

Sin embargo, lo anterior, trajo consigo una gran reflexión personal y es saber si estamos dispuestos a esperar muchos años más, para pensar y creer verdaderamente que el turismo es un camino, además de una oportunidad que debemos tomar a fin de hacerla propia y sacar a Ovalle del anonimato actual. 

Fue maravilloso ver una ciudad durante unos pocos días disfrutar de lo que implica ser una ciudad que es amigable con el turismo, pero es una decisión personal y gubernamental, debe tener un mirada y lineamiento definido dentro de una política pública, esto significa, derechos, pero también, deberes y obligaciones de mejorar como sociedad, hacernos cargo de las debilidades, dar valor a un territorio que crece pero con un norte mirando el futuro y que integra conceptos como sustentabilidad, resiliencia, naturaleza, cultura y educación. 

Regreso al fin del mundo iluminada y con la esperanza de que Ovalle tome un nuevo rumbo, no solo como ciudad de servicios sino también como ciudad con una comunidad proactiva, empoderada, abierta a cambios beneficiosos que nos lleven a un mejor espacio de convivencia social.

El determinar qué ciudad queremos es una decisión que significa muchas cosas, superar competencias personales, aprendizaje del trabajo colaborativo, asumiendo un nuevo desafío que nos lleva hacia lo profundo a mostrar lo mejor de nosotros mismos, a revalorizar nuestro territorio a creer en lo que tenemos de herencia natural y mostrar nuestro potencial de estándar global y de calidad. 

La autora en «Luxor, El Templo de Karnak», situado en el corazón de la antigua Tebas, Egipto (foto: cedida).

Ad portas de cumplir 200 años de historia nos debemos un compromiso con el respeto a la idiosincrasia de nuestra localidad.

No esperemos el próximo eclipse para mostrar lo bondadoso del Valle del Limarí y dejemos de sentir que somos el patio trasero de tantas luchas perdidas. Cambiemos el paradigma seamos quienes muestren inspiración, ideas, proyectos atractivos, fuerza asociativa para atraer desarrollo, trabajo e igualdad. Una invitación a quienes ya son parte de esto como emprendedores, empresarios, migrantes, visionarios, profesionales, ciudadanos todos convocados a entrar en la nube de querer un Ovalle mejor para tod@s. 

Desde ya mi aplauso a quienes de manera individual o familiar, han desarrollado productos que han puesto a Ovalle y Limarí en una composición global; ha sido honroso valorar como en Patagonia en un hotel 5 estrellas de premio internacional, se puede degustar queso de cabra y  el mejor pisco de Chile, todos de procedencia ovallina. En eso necesitamos creer en nuestro valioso patrimonio, que no nos destruya lo externo demos valor a lo que somos, que la identidad sea nuestro bastón.

Carmen Gloria Barrios Rojas

OvalleHoy.cl