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Cerezas de Limarí y Choapa buscan ser las primeras desarrolladas genéticamente en Chile

INIA está trabajando en un programa de mejoramiento genético del cerezo, con el cual se espera obtener las primeras variedades nacionales de este fruto tan apetecido a partir del 2020, lo que abrirá oportunidades de mercado inéditas para el sector. 

Chile se alza como el principal país exportador de cerezas frescas del Hemisferio Sur con alrededor del 85% del total de envíos al año. Según cifras de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile A.G. (Asoex), las exportaciones chilenas de este producto en la temporada 2014-2015 alcanzaron las 99.461 toneladas, lo cual representó un aumento de 45,1% en comparación con el período anterior.

Sin duda, un estímulo comercial importante para productores de la región, quienes ven con buenos ojos el Programa Chileno de Mejoramiento Genético del Cerezo, llevado a cabo por INIA y cofinanciado por Innova Chile CORFO. Este proyecto busca el desarrollo genético de la primera cereza chilena y así dejar de depender de programas de mejoramiento genético del hemisferio norte como ocurre en la actualidad, lo que significaría un hito para el mercado mundial de este fruto.

El Programa Chileno de Mejoramiento Genético del Cerezo se está llevando a cabo en la región de Coquimbo, Metropolitana y de O’Higgins, considerando las ventajas de dichas zonas para el cultivo de esta especie. En lo que respecta a nuestra región, se están evaluando segregantes de bajo requerimiento de frío en el Centro Experimental de INIA, en la localidad de Pan de Azúcar. Para ello, se establecieron las primeras plantaciones el año 2012, tras un plan de cruzamiento utilizando parentales de interés, de los cuales se obtuvieron cerca de 10 mil árboles, los cuales están todos en evaluación. El proceso de descarte es rápido, pues se buscan características específicas en base a las necesidades del programa.

El Director del proyecto, Gamalier Lemus, explica los criterios de selección para obtener la mejor variedad . “En la región de Coquimbo estamos buscando cerezos con bajo requerimiento de frío, vale decir que después del invierno podamos tener una buena brotación y un buen desarrollo de la planta. Por esta razón, hemos eliminado gran parte de nuestras plantas en evaluación que no cumplían con esas características. Ahora tenemos alrededor de cinco mil plantas evaluándose en Pan de Azúcar y de esas tenemos que seleccionar una, la mejor, y ver si esa compite con lo que hay en el mercado. Un trabajo de mejoramiento genético significa que de cada cinco mil o diez mil plantas uno pudiese lograr tener una variedad”, revela el profesional.

A nivel nacional, la región con mayor producción de cerezas es la de O’Higgins. Sin embargo, la región de Coquimbo tendría una ventaja relacionada al período de cosecha respecto la zona central. “La idea de tener una estación aquí es encontrar una variedad que se coseche antes que en las zonas de Rancagua y Curicó. De tal manera, como industria podríamos empezar antes la exportación de cerezas. Si logramos cosechar una semana antes de la zona central vamos a tener un mercado absolutamente libre donde incluso se va a pagar el transporte en avión porque los precios que se alcanzan con las primeras frutas siempre son extremadamente altos”, señala el investigador.

Junto con esto, el déficit hídrico que afecta a los valles de la región podría significar una ventaja para el cultivo. “El cerezo en esta región es una especie que consume menos agua en relación a otras especies que se cultivan como el palto y las vides, por nombrar algunas. Este punto hace que esta especie tenga sentido de desarrollarse en zonas extremas sobre todo si consideramos que el cerezo ocupa la mitad de agua que ocupa un palto, o un 60% respecto al duraznero y un 80% que consume un parrón”, explica Lemus.

Cómo debe ser la cereza chilena del futuro

De acuerdo a los objetivos del programa, las cerezas chilenas del futuro deberán tener las siguientes características:

1) Variedades más tempranas y más tardías que las actuales en nuestra Industria, para ampliar el abanico de oferta a nuestros mercados.

2) Cerezos de bajo requerimiento de frío, para ampliar la superficie apta para este frutal.

3) Frutos con un comportamiento de post-cosecha compatible con un viaje de más de 30 días, hasta los mercados más distantes.

4) Calibre: Un requerimiento comercial que determina la desaparición de variedades de fruta mediana y pequeña.

5) Color: Hoy en día el mercado prefiere las cerezas rojas a caoba.

Si bien programa está en la mitad de su ejecución, INIA ya tiene algunas selecciones promisorias, que podrían convertirse a futuro en las primeras variedades chilenas de cerezas con las características que el mercado internacional y nacional requiere. Cada año se ingresan a evaluación alrededor de 2.000 nuevos segregantes, de un total de 11.000 ya en evaluación. El proyecto cuenta con la participación de la investigadora Angélica Salvatierra, del Centro Regional de Investigaciones INIA Intihuasi y el apoyo de Robert Andersen, uno de los expertos más destacados en mejoramiento genético en Estados Unidos. Los primeros resultados de este programa se esperan para el año 2020.

OvalleHoy.cl