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Chile debe atender sus fronteras

Últimamente hemos ido apreciando hechos y actitudes que no se condicen con el mantener unas relaciones civilizadas y armónicas de parte de nuestros vecinos.

Por ello, no nos sorprende la Declaración de las Islas Esteves, que el 23 de junio, firmaron los Presidentes de Perú y Bolivia, en que, en el punto Nª 32 expresaron; “la República del Perú mantiene su más amplio espíritu de solidaridad y comprensión en relación a la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia”.

Esto hay que anexarlo a otros hechos, de data reciente: Nos demandaron en la Corte de La Haya, el Mapa de límites Perú – Chile, enero de 2014, donde colocaron el límite en el punto Concordia y no en el Hito 1, como inicio; acusación de espionaje en febrero de 2014 y el impasse por la soberanía de Arica en mayo de 2015. Sabiendo que si se busca una salida, tiene que ser con la participación de Perú, los cuales nunca han estado dispuesto a hacer un sacrificio (Tratado de 1929, en Protocolo Complementario. “no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios…”).

Nuestros vecinos siguen con su táctica que responde a sus intereses geoestratégicos que se agudizan cuando tienen problemas internos, tratan de aglutinar a su pueblo en base a un tema común y que mejor que agraviar a Chile. Pero a no equivocarse y por ello recomiendo leer algunas de las ponencias anteriores (¿Chile sabe cuáles son sus verdaderos amigos?; Brasil: amistad histórica con Chile; Chile en lo interno, ¡momento de definiciones!; Chile debe volver a sus raíces; Un llamado de alerta a cuidar la unidad nacional; Bolivia, subiéndose por el chorro 1 y 2; Chile les debe la soberanía a sus héroes).

Chile, seguramente se debe estar viendo débil desde fuera, por las fracturas sociológicas y psicológicas que se han agudizado en los últimos tiempos y otros problemas que enfrentamos. Gastón Acuña expresa que “en 1891 se quebró en Chile una tradición. Dejo de tener validez suprema de mandato una escuela de conducta que hacía del servicio público el más alto honor a que podía aspirar un ciudadano; una escuela severa en el decir y en el actuar, construida sobre la moral del mérito, el sentido del deber ciudadano y el rigor del ejemplo.

Desde esa fecha, como a través de un túnel, el alma nacional ha venido buscando su reencuentro, ha ensayado múltiples caminos y ha sufrido incontables frustraciones”.

El seleccionado de futbol en esta Copa América, nos muestra que aportando cada uno en un objetivo común, se logra la unidad espiritual del país. Eso nos hace pensar que nos falta liderazgo, capaces de desarrollar políticas públicas con sentido patriótico permanente que nos permita alcanzar la UNIDAD NACIONAL, recordando que estamos casi siempre en una soledad americana y a través de ellos podemos asumir una fuerza interior de cohesión que hace de un pueblo un ser consciente de sí mismo. Necesitamos que el pueblo chileno entienda que para poder sobrevivir y perdurar, se debe tener una tradición, que viene a ser, un modo colectivo de conducirse y al lograrlo, nuestros vecinos nos miraran con más respeto, ya que, hoy, nos ven divididos y por ende debilitados.

Llamamos a la clase política a llegar a acuerdos claros y precisos, para así, pensar en una verdadera democracia y afianzar la unidad nacional y ello, inmediatamente, resguarda la soberanía de Chile, que tanto amamos.

OCTAVIO ÁLVAREZ CAMPOS

PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

COQUIMBO

OvalleHoy.cl