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Chile quiere paz, el fenómeno del “Instituto Nacional”

Muchos se estarán preguntando ¿porque éste título? y la respuesta a ello es a su vez sencilla como compleja.

Se puede decir que es sencilla por una parte porque antes los estudiantes del Instituto Nacional, vivían “secuestrados” por el actuar de unos pocos, viviendo con el temor de tener que convivir con encapuchados que día a día quemaban y destrozaban todo a su paso, no importándole el que estaba a su lado, ni el derecho que tiene éste; sino que a toda costa querían llevar de mala manera pues la violencia nunca ha sido una buena forma de expresar su sentir y mucho menos el de imponerlo.

En esta convivencia, se destruía el mobiliario de las salas de clases, de las oficinas y se amedrentaba a los estudiantes que no estaban de acuerdo, situación similar que ahora ocurre en las calles de nuestro país, en donde vemos como destruyen el inmobiliario público como semáforos, señales éticas, bancos de las plazas y para que decir la fuente de ingreso de personas como el señor o señora del quiosco, del almacén, etc. incluso llegando a profanar iglesias y destruirlas por el sólo hecho de hacer daño, porque nada ni nadie puede justificar que el destruirle la fuente de ingreso a una persona, el dañar su patrimonio arbitraria y gratuitamente, sea una forma legítima de expresar sus “demandas”.

Hoy lamentablemente siguen habiendo encapuchados; pero no están radicados exclusivamente en las salas de clases, sino que están en las calles, destruyendo todo a su paso; sigue habiendo fuego pero éste ya no está en la oficina de la rectora; sino que en nuestras farmacias, supermercados, negocios de vecinos, etc. siguen habiendo tomas de espacios como era impedirles el poder realizar las actividades académicas con normalidad, pero no de manera exclusiva en las aulas, ya que esto se trasladó a las calles, impidiéndole a muchas personas el poder trabajar o bien llegar a su lugar de trabajo de manera expedita y sin temor.

No se trata de “estigmatizar” a los alumnos del Instituto Nacional, porque de los 4.000 alumnos aproximadamente que son, sólo el 4% aproximadamente y siendo generoso con esa cifra son los que impiden al resto del alumnado desarrollar tranquilamente sus actividades; similar situación a la que hoy ocurre en las calles de nuestro país. 

Ahora porque puede ser complejo explicar éste título y es precisamente por lo expuesto con anterioridad el de como traducir el fenómeno “Instituto Nacional” a la contingencia pública, sin que suene a estigmatización, pues en ningun caso ese el punto ni la intención y en realidad es lamentable que se haya tenido que cerrar el año escolar tanto para el Instituto Nacional como para el Internado Barros Arana (INBA), por no poseer las condiciones de seguridad adecuadas para proteger tanto a la comunidad escolar como a los funcionarios del establecimiento.

Si bien es cierto se abrirá para los estudiantes una plataforma web que permita entregar información a los profesores jefe, que deberán informar a los estudiantes, padres y apoderados la situación de cada uno de los jóvenes que cursaban su educación en el establecimiento, no es menos cierto que esos jóvenes pierden oportunidades de nutrir sus conocimientos y quedan en “desventaja” con aquellos establecimientos en que sí cerraran el año escolar como corresponde.

Esta situación es producto directo de la reforma a la educación introducida por el anterior Gobierno, con su famosa Ley de inclusión, que no vino a mejorar la calidad de la educación; sino muy por el contrario, sólo vino a dañarla, acabando así con Instituciones que funcionaban de manera eficiente y que brindaban un buen servicio a las familias que no podían pagar cuantiosas sumas por la educación de sus seres queridos.

Terminó así con la calidad de la educación brindada por los famosos llamados Liceos Emblemáticos, reflejo de esto es la situación que sucedió en el año 2016 y que se sigue reflejando hasta el día de hoy, en donde ese año por ejemplo tras conocerse los resultados de la PSU, se pudo apreciar que éste, (Instituto Nacional) por primera vez en su historia no se encontraba dentro del ranking de los 100 mejores establecimientos educacionales. Lo que no es más que el fiel reflejo de que la antigua administración estuvo haciendo mal las cosas.

Esperemos que la paz llegue pronto a las calles y a las casas de los millones que queremos construir un Chile más justo, más equitativo y vivir en paz, sin violencia, sin la “toma” de espacios tanto públicos como privados para no hacer más que daño, Chile pide y quiere paz.

Susana Verdugo Baraona

OvalleHoy.cl