Ciudad de Lata

Es una lata  ir al centro, literalmente. De  cualquier ciudad de hecho. Bancos, tiendas, restaurantes, todo envuelto en lata para intentar evitar saqueos.  

He ido a algunas marchas, todas una fiesta de música y colores,  pacíficas; pareciera innecesario tanta lata en las vitrinas, pero obvio, no faltan los otros, esos que tienen que robar, que les importa nada las demandas sociales.  Tampoco faltan quienes  justifican esos actos con “han sido 30 años de saqueos”. Y con eso arreglamos todo y nos conformamos.

 También hemos visto  cómo se ha mutilado a las personas inocentes,  los abusos de parte de la autoridad, con el joven Gustavo Gatica como emblema  de ese ilegítimo accionar que vulnera los DD.HH.  aunque a las autoridades les espante y se nieguen a aceptarlo. Y la justificación es “mantener el orden público” o “ se matan células buenas y malas en el tratamiento contra el cáncer” . Con eso justificamos todo, arreglamos todo.

No estoy  de acuerdo con alguna de esas posturas. No compro esas justificaciones conformistas y poco reflexionadas. No puedo por convicción humanista. Porque llevo años y años hablando en contra del neoliberalismo inmisericorde nuestro da cada día,  de derechos y justicia social, del respeto como valor fundamental del desarrollo. No puedo porque me conmueve  que Gustavo haya entregado sus ojos para que los demás despertemos; es injusto y doloroso. No puedo aceptarlo porque  me conmueve también escuchar a un niño pequeño, hijo de un carabinero  diciendo “mamá ya no quiero  que mi papá vaya a trabajar porque lo van  a matar”.

No puedo estar de acuerdo con esta realidad enrojecida de sangre y descerebrada.

“Tranquilo profe –  me dijeron – esto es por un futuro mejor”.  Pero ¿a este costo?¿cuántos muertos más en incendios? ¿Cuántos hospitales más saqueados?¿cuántas ambulancias quemadas más?  ¿cuántos ojos menos?  Tal vez no  quiero un futuro con este presente a riesgo de  ser insultado y tratado de amarillista ( me pregunto se esas personas que ya  me han dicho eso sabrán  por qué se dice “amarillos” en política, aunque seguro tampoco saben por qué se es de izquierda o derecha)  Desaparecidos, quemados, heridos, muertos.  No. Así no.  Y  entiendo absolutamente que los procesos  de cambios sociales son así, por supuesto que los entiendo . Pero no por entenderlo o saber voy a estar de acuerdo   y menos porque casi siempre haya sido así,  signifique que es lo correcto.

 Algo he leído. Algún lumazo recibí en los tiempos que salía a protestar  también con aquel ímpetu juvenil.  En algún momento me di cuenta que de esa forma estaba siendo como los mismos a quienes criticaba. Como mis amigos cristianos pro vida que piden   pena de muerte. Algo así. Ante la violencia de un lado  y de otro, ante tanta intransigencia, ante las incertidumbres que no aportan prefiero gastar mis pocas neuronas en comprender que hay quienes tienen otras formas de ver realidad, otros puntos de vista y que aún así podemos construir un futuro sin más sangre derramada   .

Prefiero  ir a los cabildos y aportar con ideas o escuchar  y aprender.  No quiero ese  hipercapitalismo al que  llevo años y años criticando, incluso desde antes que nacieran estos jóvenes que hoy se toman las calles,  que están en “primera línea “ o la “avanzada”  usando  términos de esta “guerra”  como dijo el presidente  y que al parecer a pesar de ofendernos, hemos  emulado hasta en el lenguaje. Pero tampoco deseo para mi país ojos desgarrados ni futuro mutilados, ni  incendios a supermercados  ni saqueos ni robos a empresas familiares.

  A todos nos ha afectado este mes y días, para bien o para mal. A pesar de ello, aún creo que no necesitamos  ciudades de lata, que espero  pronto dejen de serlo. No quiero que unos tipos encapuchados obliguen a los cines a cerrar y no me permitan hacer lo que más gusta: ir a ver una película en el asiento k18; no espero que los tipos  de las barras determinen si puedo ir o no  a ver a mi equipo de futbol o si éste puede jugar o no,  sólo porque  a ellos se les da la gana. No espero balines  si voy a marchar pacíficamente.

Digan lo que me  digan , critiquen lo que me critiquen, no deseo  el odio por odio como hasta ahora . Estamos viviendo  un  momento histórico, pero que ese momento sea para crear y no para destruir. Vivamos los  cabildos,  busquemos  soluciones,  aceptemos al que piensa diferente, sentemos las bases de la justicia social. No en ceguera por balines. No por impunidad. No por miedo. No por vandalismo. No por ciudades de lata.

Por K Ardiles Irarrázabal

Columnista

OvalleHoy.cl