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Columna de Opinión: Domingo de Ramos

Esta semana que comenzamos a vivir como cristianos(as), nos  recuerda cada paso de lo que significa para todo creyente la presencia de Jesucristo en la vida y la respuesta que nos motiva, a ser portavoces de su Palabra y de sobremanera del compromiso de ser seguidor con el ejemplo de vida a su misión. 

Comenzamos con Domingo de Ramos, como Iglesia se nos muestra dos aspectos, que nos debe llevar a mirar nuestra interioridad, el saber como pasamos de la alegría del seguimiento a la inconformidad  de lo que significa la fidelidad del cumplimiento a lo que Dios quiere realizar como proyecto de Salvación en nuestra vida y la de los demás.

Si basta recordar como este pueblo recibe a Jesús con aclamaciones, pero este signo que es el ramo, debe conducirnos no solo mirar lo externo, en la entrega, sino más bien a la sincera conversión, que nos haga descubrir en la vida de todos los días a Jesús. Jesús al entrar en el pueblo se sube al lomo de un burro, un animal modesto muy usado por los coterráneos de su tiempo, no entra al lomo de un caballo como los romanos, colocando su condición sobre los demás, además este burro es tomado como préstamo para ese momento. Jesús entra en Jerusalén en calidad de Mesías. El no renuncia a la dignidad Mesiánica, pero los signos de esta dignidad quedan reducidos al mínimo por la irrenunciable Cristologia del Hijo del Hombre, que domina el Evangelio desde la primera a la ultima pagina.

Esta osadía de entrar en medio de los gritos entusiastas de la gente, alerto y suscito sospechas entre las autoridades del Sanedrín. Jesús no solo se burlaba de los reyes y gobernantes de turno, sino que desafiaba abiertamente las ideas vigentes acerca del Mesías. Las autoridades del Templo, entre tanto, se reunían y hablan de eliminarlo, pero no lo hacen porque temen un amotinamiento entre los peregrinos.

La mayoría de los discípulos y especialmente al grupo de los doce, estaban muy exaltados, pensando en una arrolladora intervención de Dios que pusiera fin a la dominación romana.

Los discípulos de Jesús se esforzaban por seguirlo, por acercarse a su ideal de vida, por rendirle el homenaje adecuado, aunque por lo general no entendían las intenciones de su Maestro.

Mientras sus seguidores armaban castillos en el aire, al igual que nos pasa a cada uno(a) en nuestra vida, con nuestra fe. Jesús en cambio se preparaba en medio de zozobra y inquietud, para el momento decisivo, porque preveía lo que podría ocurrir al entrar en Jerusalén.

También muchos de estos seguidores no entendían como una mujer, que se presentó en la comida cuando nadie lo esperaba y sin mediar palabra, procedió a ungir a Jesús con el perfume más costoso, ella con este gesto simple lo proclamo sin medias tintas como su rey y Señor; esto provoco que los discípulos expulsaran a esta mujer de la casa.

Esto nos está indicando claramente que ninguno comprendió de inmediato el significado y el alcance de esta acción. Y fue así porque todos estaban tan enajenados por la mentalidad vigente que no tenían espacio en sus corazones, para la novedad en encontrar a Jesús.

¿Cómo me preparo para vivir esta semana?
¿Cómo descubro el verdadero mensaje que nos deja Jesús en este accionar?
¿Estoy dispuesto(a) a encontrarme en mi interioridad con Jesús?

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl