Recuerdo un antiguo chiste de Don Otto en el que este sorprendía a su mujer engañándolo con su mejor amigo en el sofá de su casa. ¿Qué hizo el alemán? ¿Separarse de su mujer, enojarse con su amigo, darle un balazo a ambos?. Pues no: vendió el sillón para que no siguieran engañándolo.
Muchos saben mi posición acerca del tema del comercio ambulante en Ovalle que al no ser controlado oportuna y férreamente por los alcaldes de los últimos periodos, ha crecido a niveles que hoy es difícil buscarle una solución.
Mi posición es que el comercio callejero sólo debería estar reservado para personas minusválidas y ancianos que por su condición no pueden desempeñar un trabajo físico para ganar el sustento. Los demás, que busquen un trabajo honrado, aunque tal vez no les rinda los réditos que el trabajar en la calle, donde se les ocurra y a la hora y día que se les ocurra.
Esta semana he recibido dos noticias relativas al tema.
La primera, que la Municipalidad no autorizará la instalación en el paseo peatonal de puestos de envolver regalos para la navidad.
La verdad es que tiene razón en parte el municipio, porque en las últimas Navidades, esta actividad ha terminado por desnaturalizarse con decenas de comerciantes ambulantes que con la fachada de envolver regalos, ofrecen mercadería de navidad. Y eso no puede ser y me parece bien que sea controlado.
Me parece sin embargo que sí se podría autorizar a jóvenes, estudiantes, universitarios, centros de madres, organizaciones de boys scouts, que en esta fecha suelen instalarse en el lugar para obtener un dinero con el propósito de costear sus gastos de fin de año, de vacaciones o de la universidad. Una iniciativa que, al contrario, se debe incentivar y no coartar.
¿Todos los demás ambulantes? ¡Para afuera del paseo!!
Lo otro que me causó cuidado es que Carlos Fuentes, que vende yerbas medicinales en la esquina de Ariztía Poniente y vicuña Mackenna, desde hace casi 40 años en un puesto de su familia, hubiere sido obligado a salir para instalarse en la acera opuesta, junto a la alameda donde la afluencia de público es menor.
Carlos Fuentes, de quien me precio de ser su amigo y admirador, es un orgullo para Ovalle. Como el más destacado ajedrecista local de toda su historia, ha representado a la ciudad en innumerables torneos regionales y nacionales llenándonos de satisfacciones.
Por lo demás, como consecuencia de un accidente cerebro vascular, él sufre un impedimento físico, así como su hermana, con quien comparte el puesto de venta.
Insisto: el comercio ambulante debería ser ejercido SÓLO por personas minusválidas y ancianos. ¿Los demás? ¡Para afuera!.
¿Qué mensaje ha querido enviar el Municipio en estos dos casos, el de los envolvedores de regalos y Carlos Fuentes? ¿Que pretende poner mano dura de aquí en adelante con el comercio callejero?.
Pues en mi opinión está haciendo lo del cuento de don Otto… es decir vendiendo el sillón. Y no es chiste.
Mario Banic Illanes.
Escritor