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¿Cuántas veces nos hemos quejado en la vida?

¿Cuántas veces nos hemos quejado en la vida? ¿Cuántas veces no valoramos la vida? ¿Cuántas veces nos hemos creído autosuficientes?

Son tantas las preguntas que uno podría hacerse; pero de verdad hemos sido capaces de valorar en toda su dimensión la vida, esa que brota del amor de Dios.

Nunca podremos entender situaciones que vemos o pasamos por la vida para desde ahí, responder con acciones concretas al sentido de entregar con gestos que de verdad busquen el bienestar de todos; hoy en día vemos que cada uno se encierra en sí mismo, se ha perdido esa sensibilidad que brotaba tan fácilmente en las personas.

Nos hemos acostumbrado a cerrar nuestros ojos, para no inmiscuirnos en lo que está sucediendo en la vida de muchas personas, de cientos de miles que sufren por no tener el alimento suficiente para sobrevivir, otros tantos que no tienen una salud digna, otros que mueren en la calle, otros que viven en sus hogares con situaciones precarias, otros que han perdido sus trabajos a  causa de esta pandemia. Pero vemos como las potencias mundiales gastan en armamentos, en cubrir los hoyos financieros que generan las  malas gestiones económicas, en que también hemos sido llevados en esta carga negativa, ya que muchos de los fondos acumulados a lo largo de años de sacrificio, hoy han sufrido incalculables pérdidas, pero ya estamos tan acostumbrado a estos devenirse, que no nos afectan, sólo mascamos la rabia y nos quedamos con los brazos cruzados, sin siquiera manifestar y denunciar estas políticas económicas. Si sólo basta mirar a las personas que, a pesar de todo lo que perjudica este sistema de  salud y transporte, en las cuales se pierden horas, se pierde la alegría, todos sumergidos en el mal humor o en situaciones de stres o de violencia, pareciera  una vida vacía.

Pero todavía encontramos gestos que nos mueven a pensar si pusiéramos todas nuestras capacidades para buscar soluciones a realidades tan adversas que se sufren, buscando el bien de todos.

El Principal depredador de la humanidad es el ser humano, ese que piensa que la inteligencia es capacidad para doblegar o para empujar a otros a vivir de forma mísera.

Pero en esta realidad de vida uno descubre la esperanza, como debemos sentirnos responsables de toda la humanidad, de todo ser vivo, de toda la naturaleza; hay que pensar qué queremos dejar para las nuevas generaciones.

¿Nos quedaremos con los brazos cruzados o tomaremos el peso a lo que está sucediendo  para ser más conscientes y responsables con nuestro entorno?

Si cada uno multiplicara estos gestos ayudando dentro de las propias posibilidades, cuidando nuestros espacios; fomentarías una cultura solidaria, en las cuales crearíamos cadenas de amor, esas que no se rompen, preocupándonos de los que están alrededor, ayudando y comprometiéndose de verdad con situaciones que viven miles de personas.

El milagro que obra en ese momento debería ser para cada hombre y mujer de fe una prioridad de vida para esparcirla entre tanta hambre que existe hoy en día en el mundo.

Denles  ustedes de comer a esas humildes personas que deambulan por las calles, arrastrando a sus niños y su desgarradora miseria.

A tantos enfermos que están en los hospitales sufriendo por este Covid19.

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl