InicioOpiniónOpiniónDebe imperar la cordura, el raciocinio, el bien común.

Debe imperar la cordura, el raciocinio, el bien común.

En estos días nos hemos transformado en espectadores de lo que va a suceder en nuestro país el próximo mes en la votación por la nueva constitución.

 Eso ha traído un fuerte intercambio de opiniones y descalificaciones que han llevado a una polarización extrema donde se van deformando el respeto, el saber escuchar, las realidades que se viven a diario. Pienso que debe imperar la cordura, el raciocinio, el bien común, no estoy llamando a ninguna posición solo el deber que vamos a tener que seguir viviendo y colaborando en el crecimiento de nuestro país.

El cristiano está obligado a cumplir con las leyes puestas por el Estado, de la misma manera que Jesús lo hizo y enseñó a sus discípulos a realizarlo (Mateo 17, 22-27).

Y es que, aun viviendo en el Reino,  estamos sujetos a la vida social, a la vida civil, a la vida política y es precisamente ahí en donde, con nuestro testimonio, podemos construir una sociedad más justa, más humana y más libre. Es mediante nuestras acciones y nuestro compromiso como vamos transformando el orden social, el orden político, por lo que, el acudir a las urnas a votar en tiempos de elecciones, el pertenecer a organizaciones sociales, partidos políticos y de servicio, no sólo es un derecho, sino una verdadera obligación de cada cristiano y cristiana.

No pertenecemos a este mundo, pero vivimos en él y tenemos la encomienda recibida por Jesús de transformarlo. Seamos responsables en todo lo que concierne a la vida civil, política y social de nuestro país, hagamos de él un lugar donde el amor y la paz sean una verdadera realidad.

Tomo una palabras del Papa Francisco “Hace tiempo que, cuando pienso en la justicia, me preocupa la palabra;  es dura, pero la diré igual una cierta insustancialidad, con la que tan a veces se analiza. Me duele ver cómo las formas van tapando la sustancia, cómo es el reinado de las formas y la sustancia se pierde, cómo esta cultura del adjetivo mata lo sustantivo. Los adjetivos reemplazan los sustantivos, y vamos perdiendo día a día profundidad y nos mantenemos en la superficie. No se trata de pintar la realidad o de barnizarla, sino de ir a la esencia de la realidad”.

“A veces, encontrando metáforas, pienso en la naturaleza. Me da la impresión de que estamos viviendo la justicia como una hoja de un árbol cuyas raíces están enfermas y su tronco casi seco. Esa hoja, todavía con un poco verde, con débil lozanía, está condenada a morir si no curamos desde la base a este árbol que está agonizando”

El Papa Francisco: “Un 50 % de pobres es,  con total certeza, un 50% de derechos humanos incumplidos y añadió que es hora de reemplazar los discursos por las palabras, la naturaleza hipotecada y la humanidad en peligro nos llaman desesperadamente a actuar, y debemos responder a este llamado. Discurso al Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y Doctrina Franciscana.

En Fratelli Tutti “Es muy difícil construir la justicia social sin basarnos en el pueblo. O sea, la historia nos lleva al pueblo, los pueblos. Será una tarea mucho más fácil si incorporamos el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, sin pretender ser elite ilustrada, sino pueblo, siendo constantes e incansables en la labor de incluir, integrar y levantar al caído. El pueblo es la quinta base para construir la justicia social. Y, desde el Evangelio, lo que a nosotros creyentes de Dios nos pide es ser pueblo de Dios, no elite de Dios. Porque los que van por el camino de la elite de Dios, terminan en los tan consabidos clericalismos elitistas que, por ahí, trabajan para el pueblo, pero nada con el pueblo, sin sentirse pueblo.

Por eso hoy estamos llamados a ser constructores de la justicia y  buscando la verdad y sintiéndonos responsables de buscar el bien común respetándonos y respetando al otro, hoy necesitamos ser aglutinadores de la paz, tratando de llevar conductas apropiadas a lo que Jesús nos enseñó amar y darse por el otro, dignificándolo en la vida común.

                                                          Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl