Previo a la elección presidencial del año 2013, El Mercurio (23.10) y la Revista Pulso / Economía (20.11), señalaban que el más reciente informe de perspectivas económicas de la OCDE proyectaba para el año 2014, un crecimiento del PIB de 4,5%, para luego tomar un avance gradual hasta cerca del 5% en 2015, por lo que Chile lideraría el crecimiento de los países integrantes del grupo, siendo su principal riesgo interno la fuerte demanda interna y un mercado laboral ajustado
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aun cuando recortó su estimación de crecimiento de la economía chilena para al 2013 y el 2014, en medio de un enfriamiento de la demanda doméstica, alabó las políticas que le había permitido al país mantener una robusta expansión.
El secretario general del organismo, Ángel Gurría en Santiago (23/10), señaló que en el futuro, los objetivos presupuestarios de mediano plazo deberían ser consistentes en mantener una fuerte posición financiera gubernamental, lo que había fortalecido la reputación internacional de Chile de prudencia fiscal y aportado recursos a una pequeña economía abierta expuesta a choques (externos) sustanciales y que a futuro «los chilenos deberían beneficiarse de un mayor acceso a educación de alta calidad, atención de salud y eficientes programas de protección social», reconociendo que nuestro país había dado pasos importantes para mejorar el acceso y la calidad educacional.
Con esta expectativa de crecimiento futuro, se enfrentó una segunda vuelta electoral, en que los votantes obnubilados por el discurso de la Nueva Mayoría, optó por la actual mandataria para que continuará en forma más acelerada hacia el progreso que buscaba consolidar Sebastián Piñera, ya que ella aseguraba tener la receta mágica contenidas en diferentes reformas, para lo cual la madre de ellas sería la Reforma Tributaria, la cual le permitiría obtener los recursos para lograr los objetivos con los cuales el pueblo soñaba, ya que por fin los ricos soportarían la carga tributaria y los más vulnerables gozarían de los privilegios que les brindaría un Estado subsidiario.
Pero veamos lo que acontece, la desconfianza de los inversionistas ha provocado que el desempleo se ubiqué en un 6,4% en el trimestre agosto octubre 2014; y lamentable Ovalle, con una cifra superior, ayudada por el mal manejo administrativo de la crisis hídrica que nos afecta, ocupa el tercer lugar dentro de la cesantía nacional; la última proyección de crecimiento del PIB proyectada por la OCDE bajó al 1,9% y lo proyectado por el Ipom del Banco Central al 1,75%; en tanto en el avanzar hacia el acceso a una educación de alta calidad, en lo cual la OCDE reconoció avances en el gobierno anterior, el ministro de educación pretende frenarlo “quitándole los patines”, para que los más lerdos en avanzar los alcancen y así quedar nivelados hacia la parte inferior.
Para poder avanzar, nadie se niega a cooperar en la implementación de las medidas tendientes a ello; pero las reformas que últimamente se han aprobado han golpeado las expectativas; la excesiva presión para obtener el máximo de incremento salarial realizado por la CUT y la ANEF durante el gobierno anterior y la pasividad demostrada frente a este gobierno han minado la confianza del trabajador; por lo cual debe observarse con extremo cuidado lo que pueda ocurrir con la reforma laboral, cuyo contenido poco difundido, y las señales que se dan son el de querer potenciar la sindicalización estableciendo incentivos forzados, evidentemente con fines políticos, pero nada se dice de la capacitación de los trabajadores y menos aún de la forma de enfrentar las huelgas violentas y los paros ilegales que obstruyen la normalidad empresarial y actividades claves del país, incentivo a la productividad etc., por lo que la desconfianza sigue incrementándose.
Susana Verdugo Baraona*
*La autora es médico pediatra y fue Gobernadora de Limarí.