InicioActualidadCrónicaDespués de todo más sabe el diablo por viejo que por diablo

Después de todo más sabe el diablo por viejo que por diablo

Muchas de las rejas han sido destruidas por vehículos y no han sido recambiadas.

Junto a otras tres personas,  dos mujeres y don Enrique, que recién salen de las oficinas del IPS,  esperamos cruzar la calle Vicuña Mackenna hacia la acera opuesta. Pero hay una hilera de alrededor de siete vehículos que pasa interminable y tenemos que aguardar a que el último pase para poder hacerlo.

¿Cuál es el detalle?

Que en esa esquina – Vicuña Mackenna con Santiago – hace varios meses instalaron un extraño sistema de laberinto de rejas que tenía como objetivo hacer más seguro el tránsito de vehículos y peatones por el lugar.

Me explico. Si usted sube por calle Santiago hacia Vicuña Mackenna, y pretende cruzar a la vereda opuesta de esta última calle, primero tiene que caminar unos cinco metros al poniente y luego hacerlo por el cruce peatonal que existe en el lugar. En el mismo sitio fueron instalados unas especies de faros con una luz estroboscópica amarilla que mediante destellos advierte a los conductores que suben la proximidad de un paso de peatones para que reduzcan la velocidad y en caso de advertir la presencia de peatones aguardando, detenerse para cederles el paso. Una vez cruzada la calle si el peatón deseaba continuar por calle Vicuña Mackenna  originalmente estaba obligado a  doblar otros cinco metros al norte por calle Santiago para cruzar a la acera opuesta, y luego devolverse hacia Vicuña Mackenna y seguir hacia el oriente.

Eso era antes, cuando existía una reja en la esquina Norte del cruce.

Porque , otro detalle, es que desde su instalación varias de estas rejas – hay otra similar en calle Santiago con Independencia –  han sido destruidas de manera reiterada por conductores que al doblar las han golpeado con sus vehículos, y muchas no han sido repuestas. Y permanecen ahí, dañadas o bien ausentes, ofreciendo un lamentable aspecto.

Un tercer detalle no menor, es que la mayoría de los peatones está en desacuerdo con el sistema y preferirían un buen semáforo en esos lugares, en tanto otros no respetan el sistema y para no recorrer esa especie de laberinto abierto, optan por bajar a la calle y pasar a la acera opuesta transitando entre las rejas y los vehículos, aún a riesgo de su seguridad.

Todo esto denuncia que, en mi opinión,  el sistema derechamente no ha dado los resultados esperados por los teóricos.

En el mes de abril hice una nota similar en OvalleHOY haciendo notar una situación  similar, y desde entonces el sistema no ha sido mejorado. Al contrario, cada vez continúa peor y dando un aspecto descuidado a estos sectores de la ciudad.

A don Enrique, pensionado que concurre al IPS con el que coincidimos en la esquina en cuestión, le explicamos en que consiste el sistema de las rejas y la función que cumplen los faros con luces estroboscópicas. Después de pensar un poco, dice que el sistema no lo convence.

“¿Por qué mejor no ponen de una vez por todas un semáforo, ah?  Eso lo entendemos todos sin tanto enredo”, añade.

Lo cierto es que junto a don Enrique y las dos mujeres, esperamos en la esquina de calle Santiago y Vicuña Mackenna que pasen los vehículos , pero ninguno de los conductores llevó de apunte la luz de advertencia y menos se detuvo para cedernos el paso. Seamos justos, tal vez tampoco conocían cual era el objetivo.

Entonces reflexiono si no tiene razón don Enrique que en definitiva es mejor y más confiable el viejo sistema de un semáforo en su reemplazo.

Después de todo dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo.

 

M.B.I.

OvalleHoy.cl