Don Nicomedes

Hace algunos días a través de Facebook, tuve la oportunidad de ver algunas fotografías antiguas del Ovalle de la década de los años 30.

Me sorprendió constatar lo pequeña e insignificante que en esa época era nuestra ciudad , cuando los potreros  limitaban con la actual avenida Ariztia , me costaba imaginar lo simple que era -,al igual que ahora-, ya estaba fagocitada por La Serena ,además  sufrimos la ignominia de ser ignorados por la ruta Cinco Norte que en su diseño original pasaba por la ciudad, aquello nos dejó unos 30 años de atraso, así el progreso saltó la ciudad ,pasó raudo a la capital regional, por la carretera .

Entonces ¿cómo es que Ovalle se ha desarrollado y ha crecido para ser la ciudad de hoy ?.  Estimo que aquello, entre otro, es producto del esfuerzo y trabajo de sus hijos, hombres rudos surgidos desde las profundas raíces ancestrales que con su esmero y pujanza han contribuido notablemente al desarrollo de la zona, ellos  seres anónimos, de esfuerzo de mucho coraje que le han puesto el pecho a la sequía, a las vicisitudes de la vida en este perro mundo que les tocó vivir.

Uno de estos hijos  era don Nicomedes, él representa aquella generación de chilenos que con mucha tenacidad, incluso para cuidar la esquiva agua regando a “pata pelá” lograron hacer crecer la vida en el campo a veces yermos, otras florecientes en años lluviosos. Don Nicomedes se atrevió, fue capaz de cultivar donde nadie lo hacía, conocimos de los cientos de hectáreas de trigo que cultivaba en los campos de secano. “Los rulos” de Punilla. Había que ser muy corajudo para esa aventura, como jugar a los dados, si llueve se cosecha, sino todo el esfuerzo se pierde.  Entonces, en años “buenos “sus cosechas llenaban cientos de camiones con el grano sagrado que por allá en San Felipe  la molinera Aconcagua transformaba en harina.

Quizás don Nicomedes sea aquel hijo ilustre que no fue ungido por la autoridad, quizá no tendrá ninguna calle que perpetúe su memoria, pero en su persona están singularizado aquellos ciudadanos que hicieron que ese Ovalle sea el Ovalle de hoy. Ese es el mejor homenaje a su memoria.

Don Nicomedes Burgueño Barraza es quizás el último de aquellos próceres surgido de la raíz misma del trabajo.  Él vivió sembrando, siempre sembrado. Trabajando codo a codo con sus colaboradores, con sus medieros y participando de sus dolores y  sufrimientos. Hoy nuestros campos están dirigidos por empresas y empresarios que desde la capital ordenan, instruyen, el quehacer en los viñedos, en los paltares , en los olivares, cuya masa laboral recolectores de frutas ,los temporeros, seres sin rostro no echan raíces , al igual que los accionistas propietarios de la empresa, si el negocio no renta sencillamente venden… Se van.

Ovallinos como don Nicomedes, ya no quedan, a ellos le tocó crear y creer en sus utopías, surcar con el arado los difíciles tiempos de postergaciones, sin embargo supieron con entereza y convicción salir victorioso en su pasar terrenal,  dejando un genuino ejemplo de templanza, de empuje y de fuerza creadora a sus hijos, los hijos nacidos en esta hermosa y generosa Región, también conocida como la Cuarta

Don Nicomedes:  Hay que  seguir sembrando, siempre sembrando.

Don Nicomedes Burgueño Barraza,  Ud. fue un triunfador en la vida.

 Don Nicomedes descanse en paz.

Iván Ramírez Araya

Rucahue/Chomio, Región de la araucania,21 de Abril 2021

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