Don Sergio

Hoy, siete de febrero, se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de unos de los más destacadas personalidades de nuestra ciudad, me refiero a don Sergio Larraín Echenique quien eligió después de conocer medio mundo vivir en los entornos del Limarí.

Así fue Tulahuén su primer lugar de vida en la provincia que atraído por su tranquilidad casi absoluta que le dan sus valles generosos, como de la inmensidad del paisaje andino , lo arraigó a esta tierra tan bendecida por el creador. Posteriormente la calle Socos en Ovalle fue el epicentro de su quehacer cultural en constante y quizás hasta obsesiva dedicación en preservar el medio ambiente. Digo uno de los más emblemáticos vecinos si consideramos que habiendo nacido en Santiago y viviendo en las principales ciudades del mundo, en sus ochenta y tantos años la mitad de ellos, los últimos cuarenta, quizás los más fecundos en el desarrollo filosófico/ espiritual, lo vivió ni más ni menos que en la Provincia del Limari , en Tulahuèn, o en Ovalle.

Y fue en nuestra Región donde don Sergio desarrolló y profundizó su faceta más humana. Imbuido en la búsqueda de una tranquilidad espiritual para que sin ataduras ni egoísmos compartirla con sus discípulos y seguidores que inició una titánica tarea de impulsar la actividad del Yoga desconocida en nuestro medio con una generosidad consecuente con su pensamiento. Soñó con un mundo responsable y solidario. Abrió una escuela de Yoga para todos aquellos que deseaban incorporarse. Para sociabilizar su compromiso con la actividad, las sesiones se hacían en lugares públicos, Junta de Vecinos o Escuelas Fiscales, ahí una pléyade de cientos de personas participamos activamente en el Yoga, actividad que nos da el sosiego indispensable para sobrevivir en este convulsionado mundo. Había en su pensamiento una fuerte presencia de la visión cristiana del amor al prójimo.

Toda esa labor de difusor del Yoga lo hizo desde el más puro anonimato, demás esta decir que la incorporación a los cursos solo dependía del interés personal en asistir promovido de un simple piso y de alguna pequeña frazada. Pero no se quedaba ahí, para apoyar tal iniciativa paralelamente se dedicó a publicar los ya clásicos libritos de bolsillo editados por LOM, una serie de interesantes reflexiones relacionadas con la vida, con el amor filial, con el sosiego, muchos contenían hermosas poesías o prosas de enorme contenido social. Publicaciones que firmaba con AdL y, que eran generosamente entregadas a las personas a lo largo y ancho de Chile

Su casa un verdadero museo de lo sencillo, de lo simple, del saber vivir en paz consigo mismo, era una verdadera muestra de un pasar austero, casi monacal, rodeado de un jardín autentico, básico, pero bello, como todo lo simple, donde era posible conocer la Primera Edición de los Veinte Poemas de Amor del poeta Pablo Neruda, dedicada a su padre, o valiosos ejemplares de su fecunda y extensa biblioteca, dónde se destacaban todas las ediciones de su trabajo fotográfico.

Curioso por decir lo menos, es que a pesar de compartir intensamente su amistad jamás nos comentó de su fotografía, supimos de ello una vez fallecido en donde a través de una de la mas potente exposición fotográfica recién comprendimos que estábamos frente a uno de los principales artistas del mundo. El mejor de Chile. Con esa modestia que le era característica jamás mencionó de su actividad, menos aun de sus grandes logros en ese complejo arte que lo transformó en un icono de la fotografía mundial. Así era su consecuencia con lo que pensaba y creía: “el Ego lleva al hombre por el camino equivocado” nos predicaba constantemente. El aquí y ahora. Debíamos estar siempre en el presente, en el eterno presente. Nos enseñaba casi como una prédica:” El presente, el instante es la Meta . No es el camino…, es la Meta”.

Dentro de mi ignorancia a su condición de eximio fotógrafo, le comenté…Don Sergio, estoy escribiendo un libro relacionado con la Cordillera, ¿no tendría unas fotitos que me regale?. Cierto día apareció con tres hermoso fotos originales relacionadas con el tema. Las guardé sin mayor motivación, en mi ignorancia eran tres fotos no más. Total yo también tomo fotos… pasado algún tiempo apareció en mi casilla de correos una carta cuyo sobre fue hecho artesanalmente y con mucho cariño por don Sergio, un dibujo con hermosos colores y tres fotos con la leyenda.” don Iván, encontré estas otras fotos, espero que le sirvan”. Fue la última comunicación que tuvimos.

Ahora cabe preguntarse haciendo recuerdos de su vida: Que llevó a este hombre a preferir para vivir una ciudad modesta como la nuestra, Ovalle, al brillo de Paris, Londres o Nueva York. Quienes lo conocimos podemos decir que la grandeza hoy no reconocida de vivir humildemente las limitaciones de nuestro condición humana, antes que la grandiosidad embriagante del mito.

Creo que es ahí donde se desvanece el misterio y con la seguridad cercana a la certeza que de esta búsqueda de lo auténtico será el pedestal en que se apoyara la imagen que los creadores venideros tendrán de él.

En este nuevo aniversario de su muerte he querido recordar a don Sergio Larraín Echenique quien por propia decisión escogió nuestra zona para vivir plenamente su pasar terrenal y, a Tulahuén el lugar donde descansa eternamente.

Iván Ramírez Araya
Rucahue/Chomio, Región de la Araucania,

OvalleHoy.cl