El Desierto Florido es un espectáculo único en el mundo. En el lugar más árido del planeta, la combinación de lluvias excepcionales y condiciones ambientales precisas permiten que miles de semillas dormidas bajo el suelo despierten, transformando el agreste paisaje en un tapiz multicolor.
La doctora Britt Wallberg, encargada del Banco Base de Semillas de INIA Intihuasi, explica que este fenómeno no solo deslumbra por su belleza, sino también por la capacidad de las plantas de adaptarse a la incertidumbre climática. “Lo que hacen al florecer es asegurar su supervivencia. Forman semillas que quedan en el suelo y pueden resistir años, incluso una década, esperando la lluvia adecuada”, comenta.
La clave del fenómeno está en el banco natural de semillas que yace bajo la superficie del desierto de Atacama, que solo en el Parque Nacional Desierto Florido se extiende por más de 50 mil hectáreas. Estas extensas llanuras son capaces de mantener especies viables durante largos periodos. Cerca de un 60% a un 80% de la flora que aparece en el Desierto Florido es endémica de Chile, es decir, no existe en ningún otro lugar del mundo.
A este reservorio natural se suma la labor científica del Banco Base de Semillas de Vicuña, que conserva ex situ especies nativas de todo el país a temperaturas bajo cero y humedad controlada. “Hoy resguardamos cerca del 27% de la flora chilena, incluidas especies emblemáticas del desierto como la garra de león, la patas de guanaco, las nolanas y distintas variedades de cactáceas”, detalla Wallberg.
El método de la conservación ex situ tiene como objetivo proteger la diversidad genética frente a amenazas como la presión humana, el cambio climático y las crisis ambientales que ponen en riesgo la biodiversidad. En este contexto, la especialista señala que “la misión del Banco Base de INIA es no solo preservar cultivos, sino también actuar como resguardo de la flora nativa de Chile”, enfatiza.
Asimismo, la investigadora aclara que la recolección de semillas no se realiza al azar, puesto que requiere conocer la fenología de cada especie, seleccionar poblaciones representativas para asegurar la diversidad genética y recoger ejemplares maduros sin comprometer la regeneración natural. Una vez en el banco, las semillas pasan por procesos de limpieza, pruebas de viabilidad y conservación a largo plazo.
Entre las especies más representativas se encuentran las añañucas rojas y amarillas, las patas de guanaco (Cistanthe longiscapa), los suspiros (Nolana spp.), que corresponden a aquellas que presentan un color lila y tienen un círculo en su interior de color blanco, y las cristarias, conocidas popularmente como malvillas, que forman verdaderos tapices lilas en el desierto. Estas corresponden a hierbas cubiertas de pelos estrellados y glandulosos, con hojas concentradas en la base. Sus flores son vistosas, generalmente de tonos lilas o rosados. Asimismo, los cactus del género Copiapoa también florecen en esta época y son muy codiciados por coleccionistas, aunque se encuentran amenazados por la extracción indiscriminada.
También se pueden avistar especies como la oreja de zorro (Aristolochia chilensis), una enredadera que llama la atención por sus flores de gran tamaño, de forma acampanada y de un tono púrpura oscuro, con venas más claras que resaltan sobre su superficie aterciopelada, asemejando la forma de una oreja animal. Por último, el clavel de aire (Tillandsia sp.) suele crecer sobre rocas o superficies sin necesidad de suelo, formando rosetas de hojas delgadas, alargadas y de un verde grisáceo plateado; su floración despliega inflorescencias vistosas con tonalidades rosadas o violáceas, que destacan en medio del paisaje árido donde suele encontrarse.
Recomendaciones para visitantes
El atractivo turístico del Desierto Florido ha aumentado en los últimos años. Sin embargo, la especialista, Britt Wallberg, recalca la importancia del cuidado ambiental. “No se deben pisar ni cortar las flores. Sacarlas de su entorno no asegura que crezcan en otro lugar y puede significar la pérdida de años de esfuerzo de la planta”, advierte.
Otros consejos importantes son seguir las indicaciones de CONAF y de los parques nacionales que resguardan el fenómeno.
No ingresar con mascotas, ya que sus desechos y comportamientos pueden dañar a la fauna local, en especial a los guanacos.
Evitar la basura y circular solo por los senderos habilitados.
Más que una expedición, el Desierto Florido invita a la contemplación. “Es un fenómeno efímero que nos enseña a detenernos y disfrutar del momento. Así como las plantas esperan años para florecer solo unos días, nosotros también podemos aprender a valorar la belleza de lo breve y frágil”, reflexiona Wallberg.